Culto a la muerte

Quedaban pocas fechas para ver en directo la “muerte” de 2006 y, con las campanadas, el “nacimiento” de 2007, cuando la muerte de verdad,  con cara, rostro, nombre y apellidos, se nos puso delante de los ojos, enviando un mensaje de pasado, de otros años de bucaneros y piratas,  en Pleno Siglo XXI. Ese fatídico día, nuestras retinan se excitaron al ver la imagen de Sadam Husein -dictador y tirano donde los haya, además de experto en gasear y bombardear poblaciones inundadas de chiíes y kurdos- con la soga al cuello antes de ser ahorcado en Irak, tras ser considerado  culpable de crímenes indecentes. La diferencia entre los demócratas y los que no lo son es que los primeros combaten el delito con la ley en la mano y nunca fijan entre los  objetivos de la sentencia el ojo por ojo, diente por diente, ni  la venganza absurda de los absurdos. Los demócratas gritan en alto ‘viva la vida’ y ‘no a la pena de muerte’,  ni para los asesinos más atroces. La muerte genera odio y más muerte y más odio. Qué mejor ejemplo para un criminal comprobar cómo sus asesinatos son condenados sin responder con la misma moneda y ver cómo es enviado entre rejas, garantizándole unos derechos que él nunca reconoció a sus conciudadanos.

Las salvajadas de Sadam Husein se han castigado con una justicia tan salvaje como las acciones que juzgó y condenó. Nadie ha movido un dedo para impedir que la horca de otro siglo se haya vuelto actualidad criminal, sólo se han producido declaraciones de líderes bienpensantes que dicen ser contrarios a la pena de muerte, mientras los verdugos se disfrazan para poner en escena la obra criminal programada.

Declaraciones y más declaraciones para evitar que nos fijemos en su pasividad, paseada por los salones del mundo occidental y educado. La horca se llevó ya al asesino iraquí, mientras la soga empieza a sentirse en el cuello de ETA, que,  para no dejar mal a los que, en el último Eurobarómetro, temían que la banda terrorista rompiera el alto el fuego, se ha vestido de nuevo con el traje de la muerte.. El 64% de los vascos cree posible que esto suceda. Ocurrió. Bombas, pánico y sangre cubrieron la nueva terminal del aeropuerto de Barajas. El amago de dar marcha atrás en su adiós a las armas es un tropezón considerable de los etarras, quienes han dejado en mal lugar al presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, que había expresado 24 horas antes su convencimiento de que ‘estamos mejor que hace un año” y de que dentro de 365 días ‘estaremos aún mejor’. ¡Eso no se hace con quien está arriesgando tanto para que la violencia sea cosa del  pasado cuanto antes mejor¡.

Que nadie se precipite, el camino es largo y escarpado,  y con trampas y  sorpresas; que nadie haga ni diga  nada de lo que se tenga que arrepentir, quizá, cuando ya no haya solución, y,  sobre todo, que nadie olvide que estas chinas en el camino, por muy dolorosas que sean, no pueden dejar atrás el gran objetivo: el fin de la violencia. De una puta vez. La cuerda aprieta el cuello de ETA, que no tiene excusa válida para volver a las andadas, y el alivio se notará cuando se desmarquen definitivamente de la violencia, la extorsión, el chantaje y la coacción sin límite. Que nadie pierda los nervios, que se eliminen los  guiones repletos de machadas y golpes de pecho mirando a la bandera y que, si es menester,  cierren los ojos para no sentir el chasquido necesario de los huevos antes de hacer la tortilla, de la que deseamos que salga un Feliz Año 2007.