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9 años tardó en descubrir que no funciona

9 años tardó en descubrir que no funciona

jueves 17 de enero de 2008, 15:51h

 

A confesión de parte, relevo de pruebas. La frase constituye un axioma dentro del medio judicial. Nueve largos años, a los efectos casi los mismos que esperó el coronel de García Márquez para responder sonoramente a la pregunta de su mujer sobre qué comían, cuando recibió la ronca y escatológica respuesta, repetida con júbilo por Jorge Rodríguez y Willian Lara, al justificar la descalificación del mandatario a los resultados del referéndum: “M…..”.

 

Ese tiempo tardó Hugo Chávez para darse cuenta que su Gobierno es un coro de coprófagos, que no ha funcionado desde que se inició en 1998. Que los partes que le han dado sobre la evolución del país y de la administración pública han sido falsos; que todos los problemas se han agravado gracias a la ineficiencia de sus colaboradores: y que un solo hombre, es decir “un solo palo no hace montaña”, como tampoco “los cogollos”, ni las vanguardias, sin la participación de un colectivo que impida que se fundan “los motores de la revolución”, antes de ser prendidos, como acaba de ocurrir y ser anunciado por el propio Caudillo de Sabaneta.

 

Chávez sabe que no fue castigado en vano en el referéndum del 2 de diciembre. Que allí votaron sus opositores naturales; pero también un grueso contingente de factores que en algún momento lo acompañaron. Incluso, como lo reveló en “Aló, Presidente”, buena parte de sus gobernadores y alcaldes, quienes están haciendo grandes negociados, a favor de sus intereses por encima de los del país.

 

Las razones de la indegutible derrota son mucha. Él mismo las sintetizó en su Mensaje anual ante la Asamblea Nacional, en trece preguntas, sin respuesta, la cuarta “r” que contenían un dramático y perverso ¿Porqué?: Desaparece la leche. No se ha podido cambiar la terrible situación de las cárceles. La continuación del contrabando. La impunidad. Las mafias incrustadas en las estructuras de los servicios. La pesadilla ante las gestiones que se hacen en la administración pública. Nos cuesta tanto producir bienes de uso diario. Consumimos alimentos provenientes de otros países. La corrupción no la hemos podido frenar y mucho menos derrotar.

 

Su respuesta ante el país, no es la de erradicar los males que denuncia con soluciones racionales y eficientes, con los mejores hombres y mujeres, independientemente de que estén o no cuadrados con su nuevo partido. Vuelve al “corsi e ricorsi” de siempre en que un solo hombre no hace montaña y de él no puede depender el proceso; pero resulta que Chávez insiste de inmediato en coronar su fantasía infantil de convertirse en el símbolo imperial: Un nuevo Superman, con la S de Socialismo.

 

Tanto es la fuerza de ese pensamiento, dominante en su acción, que uno de los puntos centrales de su alocución, al lado del sainete y la farsa montada con las críticas y autocríticas a las inmensas fallas de su gestión que sólo él hipotéticamente puede resolver, fue el perdón divino a los crímenes de “lesa humanidad” cometidos por las FARC a la que se les deben tolerar sus desmanes, por el solo hecho de haberse declarado “bolivariana”.

 

Al final, todo quedó sintetizado en la solución mágica: Realizar una pequeña enmienda “para reeligirse” por siempre. Verdadero “nudo gordiano”, que si no se resuelve, democrática y civilizadamente, buscará zanjarlo como Alejandro Magno, con el filo de la espada de Bolívar. Y ésas son palabras mayores. Es el peligro autocrático y totalitario que sigue pendiendo sobre la democracia como una espada de Damocles.

 

Su interés supremo es la reelección indefinida, perpetua. Después de tanto darle vueltas a la viabilidad de la propuesta de reforma negada por el voto popular el 2D, ha asomado una enmienda del artículo 230 de la Constitución, en la que, seguramente, dejará el lapso del período presidencial en seis años, como está establecido; modificando la reelección que en vez de tener una oportunidad, será continua, como lo indicaba la propuesta derrotada. Ello se haría con una colecta del 15 por ciento de las firmas de electores, que a su vez solicitarán un referéndum revocatorio, que el CNE transmutaría en aprobatorio.

 

Chávez quiere ocultar su fracaso, como siempre lo hace. Sólo que está vez no puede salvar a su equipo, al cual, más allá de los enroques, irá sacrificando paulatinamente, al detal, como se ve venir en las postulaciones a gobernadores y alcaldes. Chávez corre hacia adelante. Echándole la culpa a todos. Prendiendo el ventilador para que su producto escatológico caiga sobre sus propios lugartenientes, sin que jamás lo toque a él, salvaguarda de la pureza y del fuego revolucionario.

 

En ésa estamos. No hay ningún espíritu de rectificación, ni de enmienda, como no lo existió el 14 de abril de 2002, cuando apareció empuñando una cruz, con nuevas promesas totalmente incumplidas. Chávez mantiene su propósito y su proyecto continental. El primer objetivo es afianzarse en el poder; luego ir contra el Plan Colombia. Sólo que ha escogido un aliado delicado como las FARC, que no sólo es un “ejército”, como se ufana en proclamar, sino que es el principal productor y traficante de cocaína y estupefacientes del mundo.

 

Este año será muy caliente. No sólo por las razones de las elecciones regionales del último trimestre; de la enmienda constitucional para 2009; de las parlamentarias de 2010, si es que se llega a ellas; o de las presidenciales de 2012; sino también por la delicada situación continental e internacional que oscurecerá los cielos de nuestra geografía. Las lecturas deben ser entre las líneas muy poco espaciadas en las que se moverá la política.

 

Pastor Heydra
Periodista y político
[email protected]

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