Pizarro, el conquistador de derecha

Manuel Pizarro -ex presidente de Endesa, uno de los más fervientes opositores a la Opa de Gas Natural- ha sido fichado por Mariano Rajoy para ocupar uno de los escaños del PP en el próximo Congreso de los Diputados, y algo más si este partido de centro-derecha gana las elecciones de marzo de 2008.

Se ha convertido en El Conquistador de Derecha de una formación que reserva el centro para su candidato a sentarse en el despacho que ahora ocupa en La Moncloa José Luis Rodríguez Zapatero. Conquistador es el que conquista, por ejemplo, la voluntad de personas para traerlas a su partido, cautiva el ánimo de otros o logra el amor de los demás. Da la sensación de que Pizarro no tiene mucho interés en enamorarnos, aunque sí da la sensación de que pretende encandilarnos (no en el sentido de excitar deseos amorosos sino de deslumbrar acercándonos mucho a los ojos su vela ideológica/dialéctica). Sí,  es un conquistador en busca de votos que  llenen las urnas electorales con papeletas en las que su nombre aparece como primer apoyo de Rajoy y no consta el del alcalde que demandaba un sitio al lado del Padre Mariano. Sí, y también es de derecha como conjunto de personas que profesan ideas conservadoras, cuyo nombre proviene de la  posición ocupada por  los componentes de los partidos conservadores en las asambleas parlamentarias de la Revolución Francesa.

Lo dijo él, y muy clarito, en el salón de bodas y bautizos del barrio de Carabanchel elegido por el PP de Madrid, con su presidenta a la cabeza, Esperanza Aguirre, para presentar al ex presidente de Endesa en sociedad. “Soy uno de los vuestros”, dijo Pizarro después de aclarar que siempre lo ha sido. Aseguró que está dispuesto a dedicarse a la política aunque su Mariano no alcance la meta deseada, que espera que Alberto El Rechazado le dé su apoyo en algún mitin y que pondrá toda la carne en el asador para echar al chico del talante y derrotar a su homónimo en la lista del PSOE en el debate que todos piden: Solbes contra Pizarro. Esperar que el efecto de El Conquistador de Derecha arrase con todo no es posible, como tampoco debería abusarse de lanzar críticas manidas como llamarle tiburón de las finanzas o acusarle de ser rico.

La política debe ser el tablero de juego, en detrimento del circo de insultos y declaraciones que, con muchas palabras, no dicen nada, en el que se diriman las diferencias entre la derecha, que ya está identificada, y la izquierda, que se la oye pero no se la encuentra en sus actuaciones  por su obsesión de gobernar como los contrarios bajo el manto de acercamientos al centro (¿qué es eso?). Esperanza Aguirre, encantada con la llegada de El Conquistador de Derecha, tanto como con la ausencia de Alberto El Rechazado, se pasó veinte pueblos a la hora de dar la enhorabuena al último fichaje de Rajoy.

Dijo que es el candidato de los jóvenes y de los trabajadores y expresó su deseo de que repita lo que hizo en Endesa. En el PP confían que atraiga votos entre el millón de accionistas a los que hizo ganar dinero -aunque el gustito no es igual entre los que tienen miles de títulos o sólo tienen media docena-, pero que no se engañen vendiéndolo como el representante  del nuevo sindicalismo, aunque sea amarillo, porque no se conoce que los trabajadores de su eléctrica estén entre los que han alcanzado el justo trato y el reparto justo de beneficios. Vendrá la campaña electoral y quizá no veamos dos modelos económicos enfrentados entre socialistas y populares sino sólo matizaciones sobre variaciones dentro del mismo concepto.