Derechos Humanos

Con razón Dios puso como segundo mandamiento amar al prójimo como a uno mismo. Es la mejor medida porque el corazón humano es mezquino a la hora de reconocerles a los demás el derecho a la vida y la libertad.

Las sociedades avanzan mientras son más equitativas. Es decir, cuando los derechos tienen idénticas coordenadas para todos. En Venezuela vivimos una dicotomía peligrosa a la hora de valorar los derechos humanos. El número de muertes violentas aumenta pasmosamente día tras día.

Los secuestros tienen en vilo a todos los pueblos de la frontera y tierra adentro. Las motivaciones son ¿políticas, económicas, hampa común, descuido policial? Debe ser una prioridad ofrecer paz y tranquilidad a la ciudadanía.

Las manifestaciones públicas son un derecho de todos. A unos se les permite y a otros se les restringe el paso a lugares emblemáticos. Peor aún, cuántas veces son tildadas de subversivas. El carácter punitivo que tienen las nuevas leyes, son discriminatorios y restrictivos.

La preocupación por las víctimas de Irak o los rehenes de las FARC son legítimos. Pero, primero la obligación y luego la devoción. El reclamo de la población por los secuestrados en nuestra tierra y por los implicados en el 11A es conducente. La amnistía se define como perdón "general". Si no es para todos, es otra cosa. Al volverse selectiva, discrimina.

Los acontecimientos del 11A fueron suficientemente confusos para señalar responsabilidades a una sola parte. Se puede hablar de varios "golpes". El que se abortara la comisión de la verdad nombrada, indica a las claras que no había interés en que saliera todo a la luz pública. Fueron indultados los pistoleros de puente Llaguno. Porqué mantener presos a los comisarios y policías. "No hay reconciliación sin el perdón que cura las heridas y restablece en profundidad las relaciones humanas truncadas".

Mons. Baltazar Porras Cardozo
[email protected]