www.diariocritico.com

John Edwards, un defensor de los desprotegidos que no consiguió conectar

jueves 31 de enero de 2008, 04:18h

John Edwards, el abanderado de los desprotegidos, el hijo de un obrero de Carolina del Sur que se convirtió en millonario defendiendo a la gente de las grandes corporaciones y que un día soñó con ser presidente, tiró este miércoles la toalla por segunda vez.


El ex senador de Carolina del Norte se va después de perder en todas las primarias de su partido. Es un buen hombre, le cae bien a todo el mundo pero su mensaje no termina de calar. Y por eso, nuevamente, reconoció este miércoles que, lo mejor, era dejar la campaña.


Y lo hizo precisamente en Nueva Orleans, donde anunció hace trece meses sus intenciones de convertirse en candidato demócrata a las elecciones presidenciales de este año.


Edwards basó su campaña en el sueño americano, en la política interna de EEUU y en la necesidad de cerrar la creciente brecha entre ricos y pobres, que conlleva la erosión de la clase media.


El ex senador fue el primero en proponer un plan universal de asistencia médica y el primero en pedir al Congreso que retire los fondos para la guerra.


Aunque votó en el Senado en 2002 la autorización para que el presidente George W. Bush invadiera Irak, en su campaña criticó enérgicamente la política de Washington en ese país, pero apoyaba la modernización de las fuerzas militares y de seguridad de Estados Unidos para combatir a los terroristas.


Edwards cree que la atención gubernamental a asuntos tales como la salud, la educación, la pobreza y el ambiente son más importantes que la reducción a corto plazo del déficit fiscal.

 

De hecho, el ex senador dedicó su discurso de este miércoles a prometer que, si bien no continuará en la contienda, no dejará de trabajar por la gente pobre de Estados Unidos.

 

"He hablado con la senadora Clinton y el senador Obama y ambos me han prometido que harán de la pobreza un tema central de sus campañas", dijo Edwards tras anunciar que se retiraba de la carrera política.


En materia de inmigración, es partidario de una reforma de la legislación que abra la senda a la legalización de los inmigrantes indocumentados, al tiempo que se acentúe el control de las fronteras. También cree que los grupos de presión en Washington tienen demasiada influencia y poder.


Edwards sin duda goza de una cierta simpatía entre los votantes por el coraje con el que ha afrontado dramáticos episodios de su vida personal como el cáncer de su esposa Elizabeth y la trágica muerte en accidente de automóvil de su hijo mayor, Wade, cuando tenía 16 años.


Junto a Elizabeth, su novia de toda la vida, una abogada prominente y la madre de sus hijos, John decidió que la grave enfermedad que ella padece no iba a cambiar sus planes.


Y a pesar de la recurrencia y metástasis del cáncer de mama que descubrieron justo el mismo día en que John Kerry y él reconocieron la victoria de George W. Bush en el 2004, Edwards decidió seguir adelante con su campaña. Y ella, siempre a su lado.


Cuando hace años murió su primogénito, ambos decidieron tener más hijos, a pesar de que Elizabeth ya no estaba en su mejor momento para concebir. Pero nacieron dos pequeños, Emma Claire y Jack, que ahora tienen 9 y 7 años respectivamente.


Extrovertido y jovial, Edwards siempre quiso ser abogado, y logró su mayor éxito cuando consiguió que un jurado ordenara una compensación de 25 millones de dólares -la mayor en la historia de Carolina del Norte- a una niña de ocho años, Valerie Lakey, incapacitada de por vida tras quedar atrapada en el sumidero de una piscina.


Pese a su fulgurante carrera jurídica, en 1997 se decidió a entrar en política algo que era la gran ilusión de su hijo Wade.


Tras su paso por el Senado, en el 2004 entró en la carrera presidencial, y tras ser derrotado en las primarias de su partido, negoció con la campaña del candidato ganador, John Kerry, para acompañarlo en su viaje hacia la Casa Blanca.

 

Kerry, sin embargo, decidió apoyar a Barack Obama en la campaña de este año, lo que fue un duro golpe para Edwards, aunque este dijo que respetaba la decisión de su antiguo compañero de fórmula.

 

Edwards, a no ser por sus carísimos cortes de pelo que han hecho correr ríos de tinta -llegó a pagar 400 dólares por uno-, es un hombre sencillo que, al menos públicamente, no olvida sus orígenes.


Por eso, cada año, desde hace más de 30, él y Elizabeth celebran su aniversario de boda en un restaurante Wendy's, competencia de McDonalds en Estados Unidos.
¿Por qué? Porque ese es el "restaurante" que entonces podían pagar y es allí donde John le pidió que se casara con él y le entregó un anillo de hojalata que, por supuesto, ella aún conserva.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios