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Rudolph Giuliani, el candidato suicida

jueves 31 de enero de 2008, 04:46h

En contra de lo que dicta el sentido común y la historia de Estados Unidos, Rudolph Giuliani decidió jugarse su futuro presidencial a una sola carta, las primarias de Florida, una estrategia inédita y arriesgada que resultó ser suicida.


El ex alcalde de Nueva York decidió desoír lo que decían los expertos y optó por saltarse las primeras citas electorales del Partido Republicano, entre ellas dos claves, los caucus de Iowa y las primarias de New Hampshire.


Al permanecer en la sombra, Giuliani no solo perdió proyección pública, sino que permitió al resto de candidatos de su fuerza política ganarle ventaja.


"Giuliani ha hecho la campaña más incompetente que he visto en mi vida. Su ausencia en Iowa y New Hampshire ha sido interpretada incluso como un desprecio por los ciudadanos", dijo el analista político y profesor de la Universidad de New Hampshire, Andy Smith.


Resulta curiosa esta estrategia en un hombre combativo y con un alto reconocimiento público, que se colocó inmediatamente a la cabeza de las encuestas cuando anunció sus intenciones de aspirar a la candidatura republicana a la Casa Blanca.


Y eso no era fácil, porque Giuliani, conocido tras los atentados del 11 de septiembre como el "alcalde de América", tenía un perfil muy poco conservador, debido a su tolerancia con el aborto, su permisividad con la inmigración y su simpatía hacia los derechos de los homosexuales.


Con estas credenciales, apostó por Florida.


Pero la estrategia falló desde el planteamiento. La victoria que logró anoche en Florida el senador John McCain demuestra cómo alguien con menos recursos incluso que Giuliani puede colocarse a la cabeza, gracias a su participación en las primeras citas electorales.


Giuliani quedó tercero en Florida, con el 15% de los votos, muy por detrás de McCain, que obtuvo el 36%, y del ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney.


Pese a su retroceso en las encuestas, el ex alcalde neoyorquino siempre ha sido un personaje muy popular entre los ciudadanos, casi una celebridad, gracias a la gestión que hizo en medio del caos que generaron los atentados del 2001.


Con este bagaje, el eje de su discurso de campaña ha sido su compromiso en la batalla antiterrorista y su capacidad de hacer frente a los mayores peligros a los que se enfrente Estados Unidos.


El problema ha sido que otro de los candidatos tenía este mismo perfil, pero con un historial mucho más impresionante, el senador McCain, militar de carrera y ex prisionero -héroe- en la guerra de Vietnam.


Giuliani, de 63 años, no ha podido competir con McCain y Romney, por lo que este miércoles anunció su abandono de la carrera presidencial.


Una vez fuera de la política, podrá dedicarse de nuevo en las dos firmas que fundó tras abandonar la alcaldía de Nueva York, Giuliani y Asociados, y Bracewell y Giuliani, donde ofrece asesoría legal a grandes corporaciones.


Será tiempo, además, para echar la vista atrás y analizar los errores cometidos con su atípica estrategia electoral, que realmente nunca llegó a funcionar.


Los analistas apuntan, en principio, a la decisión de Giuliani de rodearse de una camarilla de colaboradores de Nueva York que, realmente, no tenía ninguna experiencia en campañas electorales nacionales.


Además, hubo una cierta ineficacia en la gestión de sus recursos. Giuliani contaba en septiembre con 16,6 millones de dólares, mucho más que McCain y Romney juntos, pero malgastó buena parte con campañas masivas de envío de correo, en lugar de crear una buena estructura en los estados claves, como hizo el resto.


A ello se unió un perfil personal que no acabó de calar entre los republicanos.
Casado en terceras nupcias y con dos hijos que apenas le hablan, no ofrece la típica estampa familiar que le gusta al votante conservador medio, especialmente cuando no le pesa hacerse fotos besándose con su mujer, sentada en su regazo, como ocurrió hace unos meses.


"Era casi ciencia ficción pensar que alguien tan liberal como Rudy Giuliani podría convertirse en el candidato republicano", reconocía este miércoles a The New York Times el analista político Nelson Warfield.

Lo curioso es que lo tuvo al alcance de la mano.

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