Off the record - 7 febrero 2008

Prepara ya Rajoy el diálogo con CiU, por si fuera posible o incluso necesario después del 9 de marzo. En uno de los tres grandes temas que preocupan a los españoles, el de la inmigración, ha recogido los aspectos esenciales del modelo propuesto por Durán i Lleida. El “contrato de integración” del líder del PP no difiere mucho del “todos los derechos, pero también todas las obligaciones” formulada por el dirigente nacionalista moderado catalán. También en otro gran tema, la actitud ante la crisis económica y la probable recesión, las propuestas del PP y las de CiU empiezan a ofrecer interesantes paralelismos, cada vez más alejadas ambas del optimismo desenfadado con que Rodríguez Zapatero ve llegar el diluvio. Ayer la Bolsa daba un respiro, puro y reducido reflejo técnico tras el desplome del martes, pero hay que buscar con lupa un analista o un inversor cualificado que no admita su convencimiento de que vendrán muy pronto otro y otro y muchos más “días negros” en los mercados. Los resultados del sondeo telefónico de urgencia al que ayer se refería esta Off The Record dicen que sí, que la ciudadanía, muy mayoritariamente, ha cobrado conciencia de la gravedad de la crisis y de que la recesión es cada vez más probable y más cercana. No pasa día sin que otro indicador agrave el escenario. Lo comentaba anoche en un restaurante emblemático de Madrid, uno de los grandes capitanes de empresa: “El olor a poder templa mucho. Hay que ver cómo ha cambiado en las últimas horas el lenguaje de los principales dirigentes del PP. Saben que no tienen riesgo de erosión de voto por la derecha, ni siquiera por la más extrema, y buscan el voto templado. ¡Vaya si se nota la suavización del discurso!” Y recuerda a sus contertulios cómo en el 96, la misma noche electoral, Aznar y su equipo de confianza, en el que estaba Rajoy, hicieron “de la necesidad, virtud” y surgió el acuerdo con CiU y PNV y los cuatro mejores años de progreso y modernización del país que se hayan vivido en décadas y ahora tan añorados. 

Sorprende, en este escenario, la reaparición de un tema que parece muy lateral a las inquietudes de los españoles, incluso de los menos monárquicos, como es la propuesta de que Don Juan Carlos abdique en Don Felipe. Lo recupera, en su habitual y muy influyente carta mensual a su distinguido círculo de corresponsales, el general Fernández Monzón de Altolaguirre, que fue jefe de gabinete de Oliart en Defensa y que tuvo activo protagonismo en muchos momentos delicados o intensos de la transición. Considera el general que “ha llegado el momento de la abdicación tranquila”, recuerda que Don Juan Carlos empezó su reinado a los 38 años y subraya que “los 40 del Príncipe aconsejan ya que comience él el suyo”. Es una opinión poco compartida, que se sepa. Son muchos más los que consideran que en la España actual “hay muchos más juancarlistas que monárquicos”, que Don Felipe no comparte por ahora la amplia popularidad de su padre, y que una sucesión apresurada podría reabrir la tentación republicana, no sólo entre las izquierdas.

LA GRAN GUERRA DE LA ENERGÍA