Off the record - 8 febrero 2008

Parece imposible que la próxima Legislatura sea peor que la recién terminada. Pero todo es susceptible de empeorar, incluso lo que ya es muy malo. Encuesta rápida e informal realizada ayer noche por este Off The Record, en restaurante de lujo próximo a la Puerta de Alcalá, en varias mesas con distinguidos comensales, todos ellos del mundo empresarial y de las élites profesionales. Son mayoría los que quisieran que ganase el PP. Son también mayoría los convencidos de que el 9 de marzo volverá a ganar el PSOE y que escogerá el apoyo de los escaños de CiU y otras minorías nacionalistas, como teme Gaspar Llamazares. Un gran experto en marketing electoral, que ha dirigido o participado en campañas en más de 30 países, reduce a muy pocos los escenarios postelectorales: a) se repite la ventaja corta del PSOE de la Legislatura recién terminada, y Rodríguez Zapatero intenta un acuerdo estable de legislatura con IU y las minorías nacionalistas. IU apoyaría ese acuerdo estable, pero las minorías nacionalistas, con la excepción del BNG, optarían por un sistema de acuerdos puntuales. b) gana el PP por la mínima y Rajoy, con ayudas externas al equipo parlamentario, intenta un acuerdo estable con CiU y algunas otras minorías, no es fácil pero podría conseguirse, a pesar de las duras declaraciones de Jordi Pujol, que no rompen la baraja sino que marcan el terreno de juego. c) gana el PP y no consigue formar una mayoría parlamentaria para gobernar, de modo que finalmente sigue gobernando el PSOE con respaldo de algunas minorías. Esta última hipótesis, la de “ganar, pero no ganar lo suficiente”, cada día menos improbable, es la peor posible desde la perspectiva de los intereses generales. Sería socialmente letal, políticamente desestabilizadora y haría punto menos que imposible el desarrollo eficaz de una política económica capaz de afrontar la crisis y la probable recesión.

Perplejidad y bromas sobre el ya famoso anuncio de la repoblación forestal masiva. Acuerdo prácticamente sin excepciones sobre el fondo de la propuesta denominada de “contrato de integración” para los inmigrantes, seriamente perjudicada por la desastrosa forma con que se ha comunicado a la opinión pública y a los electores. Uno de los “grandes” del sector de servicios, de voto inequívocamente proclive al PP, expresa una opinión que suscita muchos acuerdos: “A estas alturas, Zapatero estaría ya fuera de juego si no le ayudasen tanto desde el aparato de campaña del PP”. Incluso un hombre afable y de habitual buen sentido, como Arias Cañete, no pudo estar menos afortunado en sus frases y ejemplos para expresar la cuestión. Es cierta la queja, cada vez más extendida, de los usuarios del excelente servicio español de Salud, por el deterioro del mismo, incluso el colapso en algunos puntos, derivado del uso incorrecto y abusivo que hacen del mismo algunos colectivos inmigrantes, que llegan incluso al acoso a médicos y personal sanitario, pero los ejemplos parecían escogidos por el enemigo. Otro tanto sucede con el “contrato de integración” propuesto por Rajoy, que es sólo una desafortunada manera, quizá derivada de una inconsciente deformación profesional de jurista, de decir lo mismo que Durán i Lleida expresa con palabras más comprensibles y directas o políticas, cuando propone para los inmigrantes “todos los derechos, pero también todas las obligaciones”, que es algo a lo que, parece, nadie razonable puede objetar. Hablar de “xenofobia”, como ayer hicieron Rodríguez Zapatero, Rubalcaba e incluso Fernández de la Vega, es ganas de “no dejar que la verdad estropee un buen tópico”, en este caso el de adjudicar al PP una imagen de extrema derecha, pero es innegable que el mensaje llega a quienes los dirigentes de campaña del PSOE quieren que llegue.