Yepes dijo que el volcán presenta ahora una serie de erupciones estrombolianas, que es la salida de mucho material piroclástico debido a la gran presión interna de gas que hay en el interior del coloso.
Como resultado de la salida de ese material, dijo, el volcán emana rocas "de tamaños de varios metros" que se elevan entre 500 y 1.000 metros sobre el nivel del cráter, que "tiene unos 250 metros de largo", señaló.
"No podemos, de ninguna manera, descartar la posibilidad de erupciones mayores, como las que sucedieron en 2006", dijo Yepes en la televisión Ecuavisa, al asegurar que las actuales son "erupciones medianamente explosivas".
El director del Instituto Geofísico reiteró que el volcán "tiene un sistema interno a mucha presión" y por ello no se puede descartar nuevas y mayores acciones del coloso, por lo que -aclaró- es mejor estar preparados para esa eventualidad.
"No podemos tampoco asegurar (mayores erupciones). Sin embargo, sería muy arriesgado que nosotros nos preparemos solo para cosas como éstas (erupción actual) que son realmente espectaculares", pero hay una realidad geológica que pueda llevar a otras erupciones mayores.
Reportes de la prensa local aseguran que el volcán ha permanecido en las últimas horas tronando y emanando columnas de ceniza, pero amaneció cubierto por nubes por lo que no se puede observar la condición de su cráter.
La alerta roja se mantiene en las zonas de mayor peligro del volcán, cuya actividad ha obligado a la evacuación de alrededor de 1.500 personas, sin que hasta el momento se hayan registrado víctimas.
Aunque las evacuaciones han sido hasta el momento voluntarias, Juan Salazar, el alcalde de Penipe, en la provincia del Chimborazo, sostiene que en su municipio se obligará por la fuerza a evacuar a las personas que se encuentren en las zonas de mayor riesgo.
Ello, dijo, para evitar que se repita lo sucedido en la erupción de agosto de 2006 en la aldea de Palitahua, que forma parte de Penipe, donde murieron seis personas al no abandonar su pueblo.
Desde el mediodía del jueves, el volcán inició una nueva fase de intensa actividad eruptiva, con cañonazos y bramidos constantes, y, según el Instituto Geofísico, emitió una columna de cinco kilómetros de altura con cascajo y alto contenido de ceniza, que cayeron en diversos lugares.
El Tungurahua inició el actual proceso eruptivo en noviembre de 1999 y, desde entonces, tiene periodos de menor y mayor actividad, que alcanzaron su clímax el 14 de julio y el 15 de agosto de 2006, cuando se produjeron dos fuertes erupciones.
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