Atrapado entre su torpeza y la demagogia

El Partido Popular está atrapado entre su torpeza y la habilidad del Partido Socialista. Entre su obstinación y la doblez del contrincante. Entre su cerrazón y la demagogia del otro.Tiene mala pieza en el telar.

Si no ocurre un milagro o algo grave de aquí al dia 9 de marzo, el desenlace de la jugada está casi cantada. El desastre podria ocurrir por obra y desgrácia del terrorismo. El milagro, muy difícil, en los esperados debates entre Zapatero y Rajoy. Lo más probable es que no suceda ni una cosa ni otra.

El partido de Rajoy se ha dejado acorralar tontamente por una corriente de opinión que ha sabido crear hábil y demagógicamente  el partido de Zapatero. Una corriente de opinión que ha cuajado ámpliamente. El PP no ha sabido reaccionar a la maniobra interesada de su criminalización por la mayoría de los otras fuerzas políticas. No sólo esto, sino que ha caido de bruces en su trampa. Incluso ha ayudado a construirla.

Más obstinado en ir a la contra y en atacar para defenderse, no ha sabido aprovechar las debilidades y los errores del partido de Zapatero. Se ha encerrado en sí mismo y casi todos se le han echado encima. Y le han criticado sin piedad  sus fallos durante la segunda legislatura de Aznar, sin acertar o poder sacudirse muchos de los sambenitos que le han colgado, con más o menos razón y desverguenza.

Esta falta de capacidad de reacción ha hecho que incluso se empecinara en mantener en primera fila a los personajes más quemados y más fáciles de ser blanco de las descalificaciones –no siempre merecidas- y de las iras arteramente levantadas por algunos de los propios y, obviamente, de los adversarios.

Así, injusta y cruelemente, se ha creado el distorsionante fantasma de “la extrema derecha”. Así ha surgido, como una maldición bíblica, el demoledor  grito de “Que vuelve el PP!”. Y todo sin que Rajoy y sus hombres más claravidentes pudieran o supieran romper –a veces al contrario- esa marea de opinión aborregada que les ha venido encima.

Así es como la frivolidad, la inconsistencia , la improvisación y los errores de Zapatero estan lavando astutamente su propia cara ante gran parte de un ciudadanía dispuesta a creer en fantasmas cuando no se atina a encender la luz oportunamente. Esta es la trampa que le han tendido y que se ha tendido el Partido Popular. Lo sorprendente es el aún casi empate que le dan las encuestas. Quizás sea que muchísimos ciudadanos se resisten a dejarse arrastrar por lo que ahora se lleva, o parece. Las urnas lo dirán.

Se puede ser de derechas o de izquierdas. Lo que no se puede ser es de una derecha cabezota o de una izquierda demagógica. Que es lo que tenemos.