Un debate a los puntos

José Luis Rodríguez Zapatero marcó desde el primer momento el campo de juego. “Por primera vez en 30 años debatimos políticos que hemos estado en el Gobierno y en la oposición”. Se iba hablar, por tanto, de pasado, de presente y de futuro. Mariano Rajoy intentó varias veces escaparse del comparativo que le proponía Zapatero. Y es que se puede prometer el cielo, pero la gestión está en la tierra.

El debate, por lo demás, no aportó demasiadas sorpresas. Es más si hubiera que definirlo por lo breve sería un ya visto. Discursos en paralelo, con argumentos conocidos, acusaciones repetidas y manejo de cifras contradictorias. Para Rajoy el maligno es  Zapatero. En opinión de Zapatero Rajoy representa  el Apocalipsis.

Pero las grandes acusaciones hay que probarlas. Y en ese sentido Rajoy tienen dificultades para que se acepte por cierto que el presidente del Gobierno ha sido nefasto en todo: en la economía, en lo social, en la inmigración, en la vivienda, en el talante y, sobre todo, malo en materia del terrorismo.

Duro, muy duro, Zapatero al responder al argumento de Rajoy de que ETA estaba acabada al final de la pasada legislatura. El presidente del Gobierno preguntó al líder del PP como se compadece afirmar el fin de ETA y dar por bueno, como hizo Rajoy en las jornada de reflexión, que fuera la banda terrorista la autora de los sangrientos atentados del 11-M.

Sobre el futuro se habló poco, salvo en el discurso final, que los dos candidatos hicieron mirando a la cámara. El candidato del PP  tomó a una niña  como imagen totem objeto de sus promesas electorales, mientras que Zapatero prefería un discursos mitad balance, mitad promesa de un futuro mejor.

Si fuera un combate de boxeo, que algo de ello tenía el cara a cara, Zapatero mantendría el titulo. El aspirante no puede limitarse a defenderse y amagar a ataques con más ruidos que nueces. A Rajoy sólo le servía un ko y visto lo visto, perdió fuelle según iba avanzando el debate. Al final victoria a los puntos del Presidente del Gobierno.