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¿Kosovo? No; ¡Venezuela tampoco!

¿Kosovo? No; ¡Venezuela tampoco!

martes 26 de febrero de 2008, 23:37h

La bipolaridad nacional vuelve a acentuarse y muestra sus riesgos de violencia. Todos los bolivianos lo percibimos. Un mínimo de información permite esa conexión con la dura realidad de la disputa de dos bandos encontrados. Lo que no todos ven claro es la causa del proceso de exacerbación de la pugna entre el oriente, sur y el occidente de Bolivia. Y hay dos maneras de verlo, tapándose un ojo (lo que hacen los comprometidos con la polarización) o mirar con los dos, en mirada responsable, intercultural, democrática y nacional.

Los que miran sólo con el ojo izquierdo (del 54% de diciembre 2005) echan toda la responsabilidad a los “otros”, a los cruceños, a los que llaman “oligarcas”. Señalan que los “otros” quieren separarse, que el referéndum sobre el estatuto autonómico es ilegal al no estar apegado a las normas y a la Constitución. Que las autonomías departamentales buscan separar algún departamento de Bolivia así como Kosovo se separó de Serbia. Los que miran sólo con el ojo izquierdo le reclaman a los otros que actúan ilegalmente y que buscan dividir el país.

Los que miran sólo con el ojo derecho (del 46% de los votos en diciembre 2005) responsabilizan a los otros de la situación difícil del país, señalándoles que su indigenismo radical, su izquierdismo comunizante, su estatismo contrario a la propiedad y la inversión privada, nos lleva al cadalso. Es más, señalan que la “libre determinación” y “autodeterminación” para algunos grupos en la propuesta de Constitución de Oruro es en verdad fomentar la división del país. Les reclaman a los otros por actuar ilegalmente violentando normas de la Asamblea Constituyente y la Constitución vigente, aprobando por la fuerza lo que debió y debe ser concertado, pues es el documento más importante que rige la vida nacional.

Los que miramos a Bolivia, nación nuestra y de nuestros hijos, con los dos ojos, con ojos incluyentes, democráticos, respetuosos de la diferencia pero comprometidos con la unidad real del país, que buscamos el cambio pero concertado, sabemos que desde ambos extremos fácilmente se echan la culpa entre sí.

No parece ético acusar a los otros desde sólo un lado, de actuar ilegalmente. Cuando se aprobó en la Comisión Visión de País la misma propuesta de los que miran sólo con el ojo izquierdo, eliminando a la oposición, se actuó ilegalmente. Cuando se omitió discutir el tema de capitalía en la Constituyente en base a maniobras, se actuó ilegalmente. Cuando se aprobó por la fuerza en La Glorieta una propuesta sin debate democrático y sin la oposición, se actuó ilegalmente, y finalmente, cuando se llevó esos pasos a Oruro para refrendar la propuesta, se remachó la ilegalidad. ¿Con qué moral pueden decir éstos a los otros que actúan ilegalmente?

Tampoco parece ético conformar comisiones que elaboren Estatutos Autonómicos en confusión de autoridades electas y funcionarios no electos, así como es ilegal aprovechar la ausencia del Tribunal Constitucional (qué paradoja, ocasionada por sus oponentes) para “suponer” que el referéndum departamental es absolutamente legal. ¿Con qué ética se puede criticar a los otros sus violaciones a la legalidad?

Para retomar los caminos de la sensatez política, debe respetarse la Constitución y mantenerse el Estado de Derecho. En ese marco, se deben aprovechar todos los espacios posibles para avanzar. El diálogo directo entre el Presidente y los prefectos no debe descartarse y tampoco que el Congreso o el Parlamento puedan facilitar propuestas de oficialismo y oposición.

* Sociólogo alteño y catedrático

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