No ha sido posible que Zapatero y Rajoy lograran, al menos el fifty-fifty: mitad discutimos del pasado, mitad debatimos sobre lo que cada uno haría en el futuro si logra instalarse en Moncloa. Aunque no he llevado los tiempos seguro que la proporción ha sido de uno a tres a favor del pasado. Tampoco logramos que ofrecieran nuevos puntos de vista sobre los ya machacados en cuatro años. Ni ha sido posible rebajar el nivel de enfrentamiento personal: Zapatero salió convencido de que iba a arrasar a su rival y se lanzó a la yugular del contrario interrumpe que te interrumpiré; Rajoy ha podido ser anoche menos agresivo, pero no menos despectivo ante un presidente que según él no ha hecho absolutamente nada en cuatro años gobernando, salvo mentir, liarlo todo y no enterarse de nada. Es un guión ya escrito hace mucho que solo tiene una finalidad: convencer cada uno a la propia afición.
Pero es lo mejor que tenemos y por primera vez estos caballeros se han visto cara a cara delante de todos y sin la protección de sus acólitos. Lo han hecho lejos del bullicio partidista y festivo de los mítines, montados como un gran espectáculo solo para la exaltación del líder. O de la matemática votación del Parlamento donde manda la mayoría obtenida en las eleccions con independencia de la contundencia de los argumentos de cada uno. Y eso es lo mejor de esta campaña, el regreso a los debates que ojalá se queden para siempre jamás. Además han sido libres, sin hacerle el favor a la cadena de televisión amiga o afín en detrimento de las demás: la misma señal para todos, que los partidos políticos no están para mejorarle el share a nadie. Los 13 millones de televidentes del lunes pasado o las cifras de audiencia que hoy se hayan obtenido demuestran claramente que hemos ganado todos.
Pero así, para las porras de andar por casa, Rajoy ha vuelto a perder. Ha sido puesto en evidencia por lo poco que le ha importado la economía durante cuatro años para que ahora vaya de amigo de los currantes. Tampoco le ha beneficiado su falta de compromiso de buscar la unidad contra ETA si no es él quien gobierna. Su propia falta de habilidad le ha dejado también atrapado en las dos trampas de elefantes que le ha tendido Zapatero: la guerra de Irak y el 11-M. Pero que se ande con ojo Zapatero porque si quiere una mayoría suficiente para gobernar cuatro años deberá estimular a su electorado con algo más que ganar a Rajoy con el pasado. Y una propuesta a la Academia de TV, que con su buen hacer de estos dos debates se ha ganado el derecho para organizar los que debe haber en la campaña de dentro de cuatro años: ¡No permitáis que los partidos pacten que se vuelva a hablar de la niña! Hay que proteger a los menores…
Si (
No(
