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El derecho de Colombia de ganar su guerra interna

El derecho de Colombia de ganar su guerra interna

miércoles 05 de marzo de 2008, 04:33h
Colombia no limita al sur con Ecuador sino con las Farc

 

Las fuerzas de seguridad colombianas mataron a 'Raúl Reyes' y sus compañeros de las Farc en un campamento localizado en territorio ecuatoriano, con fuego aéreo, y luego aseguraron el campamento por tierra, penetrando el territorio ecuatoriano. Si las relaciones entre Colombia y sus dos vecinos fueran normales y ellos estuvieran dispuestos a apoyarla para recuperar la seguridad interna, las cosas habrían terminado allí y el episodio no tendría consecuencias adicionales. Pero ni Colombia está en una situación normal ni sus vecinos están dispuestos a permitirle ganar la guerra contra la insurgencia. Colombia no está en situación normal, porque libra un gran conflicto con la guerrilla más antigua y experimentada de América y al mismo tiempo lucha para librarse del narcotráfico, el negocio más rentable y corruptor que ha producido el crimen organizado. Y ocurre que la insurgencia y el narcotráfico se desbordaron fuera de nuestras fronteras y encontraron santuario en Venezuela y Ecuador, donde existen gobiernos que se declaran revolucionarios y antiimperialistas y que, por lo tanto, consideran a las Farc como sus camaradas y aliados, porque estas dicen luchar contra la oligarquía colombiana y tienen secuestrados a tres contratistas estadounidenses.

Los presidentes Chávez y Correa han dicho que sus países no limitan con Colombia sino con las Farc y ambos tienen razón, porque las Farc ejercen dominio armado y controlan corredores que penetran profundamente en sus territorios, protegidos por sus fuerzas armadas. Por eso establecieron relaciones internacionales con ellas a través de su canciller 'Raúl Reyes', cuya muerte deploran como se lamentaría la del representante de un Estado amigo. Las relaciones fueron establecidas al más alto nivel: en Venezuela, con el presidente Chávez y su ministro Rodríguez Chacín; y en Ecuador, con el presidente Rafael Correa y su ministro de Defensa, Larrea. Esas relaciones incluyen un pacto de protección diplomática que parte del reconocimiento de beligerancia y termina con la defensa militar de los guerrilleros en sus territorios.

Colombia no limita al sur con Ecuador sino con las Farc y por eso la incursión militar colombiana que acabó con la vida de 'Raúl Reyes' y su guardia no fue una violación del territorio ecuatoriano, sino una violación del santuario de las Farc en territorio ecuatoriano, que es algo distinto. Y la protesta airada de los presidentes Chávez y Correa por su muerte es la reacción esperada de los aliados cuando cae un amigo en su propia casa, por fallas en el compromiso de protegerlo. Y también explica que la movilización de tropas ordenada por los presidentes Chávez y Correa no se dirigiera a San Antonio y Tulcán, frente a Cúcuta e Ipiales, las áreas más pobladas de Colombia en sus fronteras, sino hacia Arauca y Putumayo, las regiones más ocupadas por las Farc. Esa movilización de tropas no tiene como propósito atacar a Colombia, sino defender a las Farc de futuros ataques de la Fuerza Pública colombiana a sus santuarios.

El avance militar colombiano contra las Farc encuentra ahora su verdadero límite infranqueable, que sale a flote con las reacciones venezolana y ecuatoriana ante la muerte de 'Reyes'. Si anteriormente se entendió la internacionalización del conflicto armado colombiano como una carga negativa para los países vecinos, que debían soportar las consecuencias de que Colombia no hubiera solucionado su guerra interna, ahora Colombia debe entender que la internacionalización de las Farc recorta sus posibilidades de ganar su guerra interna, porque su enemigo armado se alió con sus vecinos más relevantes, que ahora consideran a las Farc como representantes verdaderas del pueblo colombiano y desconocen la legitimidad del Gobierno del presidente Uribe, al que llaman representante de la oligarquía y lacayo del imperio norteamericano. Colombia tiene derecho a que sus vecinos respeten el mandato democrático conferido al presidente Uribe, que fue el de ganar la guerra contra las Farc y recuperar la seguridad para el pueblo.

Alejandro Reyes Posada
Economista y analista colombiano

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