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Maragall tira contra ZP con pólvora de Mercader

Maragall tira contra ZP con pólvora de Mercader

lunes 24 de marzo de 2008, 19:31h

Un libro sobre el inicio del desencuentro entre Maragall y el PSOE y, por ende, entre el PSC y Maragall, da cuenta de la actitud del ex presidente catalán en las negociaciones sobre el Estatut y su sentimiento de soledad ante las maniobras del “partido hermano” puede ser el Best seller de Sant Jordi, el 23 de abril, en Cataluña y también en resto de España.

Los contactos de la cúpula del PSOE con CiU de espaldas a Maragall, que dejaban por los suelos la autonomía del PSC. La porfía de Maragall porque se reconociese el esfuerzo de ERC para formar el tripartito y no sólo sus salidas de tono. El interés porqué además de exigir a los republicanos lealtad al texto estatuario se aceptasen exigencias de estos en aspectos considerados como claves. Muestran descarnadamente el mecanismo del poder y sus traiciones.

Todo ello forma parte de libro “Mil días con PM”, que ha elaborado Jordi Mercader, el que fue su jefe de prensa, ahora retirado de los avatares políticos.

Mercader no sólo habla de las tensiones entre PSC y PSOE a cuenta de aspectos políticos claves, si no que también retrata con cierto descaro las traiciones que se dieron, desde la óptica subjetiva de Mercader, en el interior del PSC cuando, al parecer todos menos Maragall se convencieron que debían substituir al nieto del poeta más venerado de Cataluña.

El texto muestra el malestar claro que tuvo Maragall al saber que Rodríguez Zapatero había cerrado el acuerdo del nuevo estatuto con CiU y que consideraba al partido de los nacionalistas moderados como interlocutor político a pesar de ser esta federación enemiga política de lo que significaba el tripartito, porque se recuperaba la imagen tradicional de los nacionalistas como representantes de Cataluña.

El autor indica el malestar que Presidencia del Gobierno se tenía ante la negociación del texto del estatuto reformado y critica los numerosos intentos del PSOE para reconducir el proceso, en este sentido afirma que en Ferraz se llegó a elaborar un texto de Estatuto catalán “inaceptable” apostilla, que se redactó en castellano y que tuvo una distribución limitada pero que llegó a algunos negociadores.

En el libro sale Miquel Iceta, el cocinero de la política socialista catalana con mejores conexiones con el poder en Ferraz. Iceta  fue, al parecer el encargado de decirle a Maragall que no debía presentarse de nuevo a la Presidencia de la Generalitat, porque las encuestas eran muy malas.

Otros personajes que no salen muy bien parados son Manuela de Madre, a la que el autor del libro describe envuelta en un mar de lágrimas al saber que Maragall no se presentaría a las elecciones y, al mismo tiempo cita como participante en los conciliábulos que determinaron el apartamiento de Maragall de la primera línea del poder en Cataluña.

Iceta también sale en el libro como portavoz de las prisas que Presidencia del Gobierno daba a la Generalitat para que se cesase inmediatamente a Josep Lluís Carod-Rovira, el líder de ERC, después de saberse que se había entrevistado en Perpignán con ETA. A esas prisas Maragall respondió marcando su propio timing tendente a evitar la ruptura total con ERC.

La tensión entre Maragall y Zapatero no tuvo freno y llegó a momentos culminantes. En este sentido, el libro explica un encuentro subido de tono entre la esposa de Maragall, Diana Garrigosa, y el propio ZP. Cuenta que ocurrió tras un mitin. En el aparcamiento , Garrigosa interpeló a Zapatero: “¿Qué te ha hecho mi marido para que le trates tan mal?", dijo. Sin apenas pararse, Zapatero respondió “¡Pero si yo le tengo mucho cariño a Pasquall!”.

El texto de Mercader, que aún no se ha distribuido comercialmente recuerda también otros momentos de tensión anteriores entre Maragall y el aparato socialista catalán. Así, recuerda que durante más de un año el presidente del partido, Maragall, trabajó con apenas tres colaboradores en una planta secundaria de la sede del PSC en la calle Nicaragua. En el equipo se incorporó el hermano, Ernest Maragall, para hacer de contrapeso a Iceta, enviado desde el aparato y usualmente portavoz de las esencias más cercanas a Ferraz.

Otro elemento clave desvelado en el libro fue el interés de Maragall por saber qué persona había decidido el partido proponer para liderar la campaña electoral que se avecinaba si no era el presidente saliente. Otra vez fue Iceta quien dijo el nombre clave: Pepe Montilla. En el libro se indica también que el mismo Maragall quiso que eso lo ratificara, como así hizo, el propio Montilla.

 

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