Jesús Barderas y Abraham Hazoury, presidente y vicepresidente de "Energías" y propietarios de la empresa, presentaron hace meses al presidente Torrijos el proyecto, que conciste en un oleoducto y una planta refinadora. La comunidad conoció los pormenores; solo falta la aprobación de ANAM.
Conocido como CELA, el complejo petroindustrial consiste en un oleoducto transístmico que parte de las playas de María Chiquita, en la costa atlántica, y termina en una planta flotante en las cercanías de la isla de Taboga, donde se procesarán unos 2 millones de barriles diarios. La inversión final alcanzará los 30 mil millones de dólares en los próximos 25 años, una cantidad similar a la que ingresará al país como consecuencia de haber decidido ampliar el Canal.
La empresa proponente tiene una experiencia de 30 años en proyectos similares, y se confesó consciente y creyente de los derechos ambientales, asegurando que reconoce que el trasiego de petróleo y su refinamiento requieren de medidas de seguridad que garanticen la conservación del medioambiente.
El oleoducto correrá paralelo a la vía interoceánica, como parte de otras decenas de proyectos que conformarán el “cluster” canalero, y que beneficiarán a miles de panameños. El CELA empleará en sus diferentes etapas de construcción a unos 30 mil obreros, y una vez terminado y en operación, generará 8 mil puestos de trabajo.
El valor agregado es la formación de cientos de técnicos en la industria petrolera y petroquímica, además de consolidar la vocación de corredor de comercio que el país nunca pudo ejercer por la quinta frontera zoneíta que los norteamericanos levantaron a ambos lados del Canal. CELA establecerá alianzas estratégicas y académicas con universidades e institutos para formar a los futuros técnicos que laborarán en sus instalaciones.