Hoy nos invaden los marcianos, ayer la estatua de la Libertad se puso una falda escocesa para bailar conga con un italiano y mañana alienígenas de la galaxia X5YH brindan un concierto en el Teresa Carreño al que asiste la reina Isabel con su amante de turno. Parece difícil que exista algún hecho suficientemente trascendental para hacernos dejar el cafecito para otra ocasión y salir a las calles a gritarle a los cuatro vientos: "¡Ya basta!".
Algo muy podrido se aloja en las vísceras de esta nación, que se descalabra ante los ojos impávidos de millones de afectados, que parecen idiotizados al no percatarse que el asunto sí es con ellos, contigo y conmigo. 1) El nombre de Pdvsa se va por el retrete, el riesgo país y su reputación al nivel de Zimbabue y hombres con maletines que entran y salen. 2) El Presidente le confiesa al mundo sus vínculos con las FARC y aparecen pruebas gravísimas que demuestran que la relación es estrecha y añeja. 3) Estatizan la Cantv, Electricidad, Sidor y confiscan RCTV y decenas de empresas productivas para llevarlas a la quiebra asegurada que ocurre cuando el Estado se hace empresario. 4) Se publica el currículo que desea implementar el Gobierno, un esquema que busca esclavizar y hacer de nuestros hijos idiotas irreversibles. 5) El testigo de los "ojos sinceros y elocuentes" declara que todo fue un teatro, el responsable opta por una magistratura en el máximo tribunal y las víctimas del fantoche continúan perseguidas y desterradas. 6) Sólo tres gatos recuerdan los muertos del 11-A. ¿Qué más tiene que pasar?
Son muchos los que apuestan al tiempo con un nivel de tolerancia que raya en lo escandaloso. Es nauseabundo ver a tantas personas insistir en que la fecha para detener tanto desastre e inmoralidad es 2012. Ese argumento oculta comodidad y cobardía. Necesitamos una elite dispuesta a asumir su responsabilidad histórica. ¿Dónde está?
Juan Carlos Sosa Azpúrua
Abogado, especialista en energía e hidrocarburos
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