Cortina de humo

El Gobierno aprovecha la crisis de liderazgo del PP (Rajoy sigue en el Sinaí), para encender hogueras con las que distraer al contribuyente del problemón que entraña la crisis económica y la brutal perdida de empleos que apareja. La última cortina de humo está planteada alrededor de la ley de Libertad Religiosa. Llevábamos treinta años en los que, salvo los obispos, nadie se había preocupado por la mencionada ley hasta que la vicepresidenta Fernández de la Vega, primero, y, Pepe Blanco, después, nos han venido a recordar que hay que "avanzar hacia la laicización de la sociedad".

Como si la propia sociedad no hubiera dado ya  ése paso hace años resolviendo la situación, ahora, ya digo, desde el Gobierno anuncian  la apertura de un frente con la jerarquía católica que tal y como lo están planteando parece una devolución de visita por las manifestaciones que le montaron a Zapatero durante la legislatura pasada los cardenales Rouco, Cañizares y García Gasco.

Sobre la cuestión de fondo, convendría recordar que el laicismo es una doctrina que defiende la independencia del Estado, de toda influencia eclesiástica o religiosa. Pero España no es Francia -un Estado laico- y, aunque nuestra Constitución establece que ninguna confesión tendrá carácter estatal, también dice que los  poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

La referencia a la "Iglesia Católica" es textual y se encuentra en el Artículo 16. Así que, si el Gobierno quiere "avanzar hacia la laicización", va a tener que meterle  mano a la Constitución. No lo hará, como digo, la cosa parece más bien una cortina de humo, una estrategia para distraer al personal del principal problema que tenemos ahora en España. Que no son los obispos, ni su emisora. Es el paro.