El debate pendiente

Por alguna extraña razón, en España se ha ido asentando la idea de que el Congreso no debe debatir a fondo sobre el terrorismo, de modo que llevamos unos treinta años de democracia sin analizar con transparencia el principal reto pendiente del país. Se supone que quienes así piensan tratan con ello de no hacer concesiones a los terroristas, pero en cambio nada dicen sobre el demencial espectáculo presenciado estos días.

La democracia española jamás se ha planteado, por ejemplo, definir una alternativa del Estado, que no del Gobierno, ante el final del terrorismo. Por el contrario, las malas prácticas de distintos gobiernos han aportado como soluciones desde ilegalidades hasta ingenuidades, pasando por rigideces completamente ineficaces. ¿Por qué no se quieren hacer bien las cosas que –con excepciones- hasta ahora se han hecho mal? ¿No tiene suficiente madurez la democracia en España para afrontar este asunto de cara, sin complejos?
 
Es probable que el actual escenario no sea el más propicio para asumir un debate así, pero va a ser difícil que el país pueda eludirlo de manera indefinida. En algún momento, habrá que afrontar ese problema, considerándolo como tal, como lo que es, acaso con una condición: la búsqueda del consenso. No puede olvidarse en ese sentido que, para bien o para mal, los dos grandes partidos tenían un pacto según el cual, gobernase quien gobernase, habría una política común. Esto ahora ya no es así, por lo que alguna salida habrá que buscar. Y la mejor de todas, que es dejarle decidir a la gente, está visto que no le interesa al Gobierno, lo cual –políticamente- también hay que comprenderlo. ¿Conclusión? El presidente Zapatero debe demostrar que sabe gobernar. Ya no basta con tener buenas intenciones.