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La encrucijada de las FARC

La encrucijada de las FARC

miércoles 28 de mayo de 2008, 05:28h


La confirmación de la muerte de Pedro Antonio Marín Marín, alias "Manuel Maralunda Vélez", alias "Tirofijo" significa, como bien ha señalado en su editorial del día de ayer diario El País, "el fin de un mito". Pero no todavía, lamentablemente, el del conflicto armado que vive el estado colombiano en lucha con una guerrilla que viene amenazando su estabilidad desde el año 1964. Ha sido y seguirá siendo por un período todavía no determinado pero que se espera sea lo más corto posible, un enfrentamiento cruel donde el horror ha estado presente. En este largo camino, las FARC, que se iniciaron como grupo campesino alzado en armas provenientes de las guerrillas liberales de inicios de siglo y que después se volvieron comunistas, fueron deshaciéndose de su identidad ideológica y asumiendo las características de grupos armados irregulares que utilizan el secuestro y el narcotráfico como armas para librar su lucha contra lo que consideran el sistema opresivo que impera en Colombia.

Al iniciarse la década de los ochenta, los principales grupos guerrilleros de la época, que en esa etapa se encontraban en Centro América, firmaron acuerdos de paz con los gobiernos de sus países. Varias fueron las causas pero las principales fueron la convicción por una parte de sus comandantes de que no podían ganar la guerra y por otra el impacto de la caída del Muro de Berlín primero y el desmoronamiento de la URSS, después. Tampoco los gobiernos centroamericanos enfrentados tenían la seguridad de obtener la victoria. El problema mayor de los acuerdos de paz firmados fue la reinserción de los combatientes de ambos bandos que habían librado la guerra y estaban preparados exclusivamente para ella.

El caso colombiano fue distinto. Pese a la caída del Muro de Berlín y de la URSS, la guerrilla colombiana precisamente en la década de los ochenta y noventa tuvo su mayor expansión en hombres y en recursos. La crisis del estado colombiano fue tal que entre 1994 – 1998, el período de Ernesto Samper, se habló de un "Estado fallido" y el triunfo de las FARC pareció más cercano que nunca.

Las negociaciones fracasadas en San Vicente del Caguán con el presidente Andrés Pastrana (1998 – 2002) no hicieron sino confirmar la debilidad del estado colombiano para concertar con quienes parecían sus interlocutores. La muerte de Pedro Antonio Marín no expresa la derrota total de las FARC. Sí, la encrucijada en que se encuentran por la política de Seguridad y Democracia del presidente Álvaro Uribe. Una encrucijada que marca su retroceso militar por la pérdida de jefes claves, por el aislamiento en que se encuentran los frentes entre sí, por la pérdida de las comunicaciones, el hostigamiento que sufren por las Fuerzas Militares de Colombia, la pérdida de moral, el desconcierto, la falta de víveres, municiones y recursos y el cierre del escenario internacional al que querían acceder por la liberación calculada de los rehenes. ¿Estarán las FARC en capacidad de tomar una decisión conjunta cuando las derrotas se hagan más y más decisivas?

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*Editorial tomado del diario Hoy de Quito

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