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Drogas en los bares

miércoles 28 de mayo de 2008, 14:22h
La Comunidad de Madrid cerrará distintos bares de copas de Alcorcón por tolerar el consumo de drogas. El Ayuntamiento de esa misma localidad aclara que estas actuaciones han contado con su cooperación. Llama la atención que los medios informativos no añadan a su noticia la coletilla de que lo que se sanciona es que en esos locales se fumen porros, sustancias ilegales cuyo consumo no es ilegal aunque sí su adquisición.

Parece bastante razonable que los dueños de locales de ocio en los que se venden legalmente drogas legales prohíban el mercadeo y expulsen a los ciudadanos que quieran hacer negocio en sus negocios. No sólo a los que trapichean con marihuana sino también a los que pretendieran vender alcohol de garrafón o tabaco de contrabando. Nadie consiente la competencia desleal.
Volviendo a la clausura de los bares tolerantes con los fumetas, cabría preguntarse las razones de los que dictaron la aplicación de esta medida contenida en la Ley de Seguridad Ciudadana de 1992 y en otra norma autonómica de 1997 de espectáculos públicos y actividades recreativas.

Si sus ejecutores actúan pensando en la necesaria salud pública,  equivocan el tiro porque la propia Organización Mundial de la Salud, que considera droga toda sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o más de las funciones de éste, dice que el porro es más inofensivo que las sustancias legales que se venden en estos bares. A veces siente uno vergüenza ajena cuando observa la reprimenda que se lleva uno que se está liando un canuto en un bar, sobre todo si el que está dando el cante al fumeta da el cante con sus dificultades para articular correctamente las palabras que salen de una boca que desprende un olor a alcohol que echa para atrás.

Si la pretensión del Gobierno regional, muy liberal en otras cuestiones y prohibicionista en estos asuntos, es garantizar el orden público y luchar contra la inseguridad ciudadana, lo más correcto sería ser más serios en estas cuestiones. Si quieren combatir el tráfico de drogas ilegales que vayan a otros sitios, ya que  no parece que los que se hacen de oro con este negocio sucio se pasen por estos bares de copas a consumir el producto que les enriquece. La ley es la ley y hay que cumplirla, aunque modificarla para no criminalizar a los que consumen hachís debería estar en el horizonte de la clase política.  Millones de españoles que fuman maría, -los hay de todo tipo de condición social, económica e ideológica-, lo hacen porque consideran que no hacen daño a nadie cuando consumen esta droga blanda y ven con preocupación el cerco al que se les somete.

En Holanda se puede acudir a bares en los que es posible  adquirir hachís de muchos tipos  y sentarse a fumar lo comprado,  y también llevarse para consumo propia una cantidad establecida. ¿Por qué no se permite el cultivo de esta planta para consumo propio? ¿Por qué se obliga al fumeta a contactar con uno de los eslabones -el más débil- que conforma la cadena de este negocio sucio, si quiere consumir?  La noticia de los cierres de bares por ser permisivos con las drogas ilegales parece ser una machada de los que ven en la mano dura la respuesta a los males de los ciudadanos.  No defiendo la bondad de las drogas, con independencia de su legalidad o ilegalidad, ni su publicidad, porque todas sus dañinas, pero sí la libertad de decidir sobre tu propio cuerpo; tampoco amparar a los camellos ni favorecer consumo alguno de este tipo de sustancias, pero si gritar de rabia cuando desde el Estado nos imponen las fobias y filias de los que mandan en cada momento.

Cómo explicar a una persona que entra en un bar donde expenden droga dura en forma líquida y todo está lleno de humo de los cigarros que vende Tabacalera, que su pitillo sin marca y con mezcla de hachís es el grave problema a resolver y el motivo de una posible multa de hasta 300 euros por fumar lo que no debe y del cierre del local donde ha pasado más de una hora departiendo con otros sobre la necedad de los que mandan, pretenden dirigir la voluntad de los demás mediante la manipulación, la mentira y la obsesión de meter el miedo en el cuerpo de los demás,  y convencernos de la conveniencia de sus actuaciones coyunturales. Dicen que algunos de los locales que serán clausurados están regentados por marroquíes. ¿Qué han querido decir con esta insinuación?
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