Democracia y Derechos Humanos

Para nadie es un secreto que uno de los fundamentos del desarrollo es el pleno respeto por los derechos humanos. En cierta medida es menos complicado ingresar a la senda del crecimiento económico que ser respetuosos de los derechos humanos.  El caso emblemático de China, país con niveles de crecimiento superiores al 10% del PBI anual, no se condice con su política de gobierno respecto a los derechos básicos de sus habitantes. Aún más, muchos tratados internacionales van de la mano de la exigencia de señales concretas a los países firmantes que van a hacer del pleno respeto a los derechos de sus habitantes una política de Estado.

Es por ello que nos preocupa la actitud del gobierno peruano de ingresar a un terreno de confrontación en temas tan sensibles como la sanción con la pena de muerte a terroristas y violadores. Más aún cuando en medio del debate se ingresa a un terreno de confrontación con la misma Corte Interamericana de Derechos Humanos. Se habla con ligereza de una resolución de la Corte que “beneficia” a terroristas. No se dice, desde los más altos niveles gubernamentales, que la resolución tiene que ver con crímenes de Estado, orientados en su momento desde el mas alto nivel. No se dice tampoco nada que los supuestos “beneficios” no son tales sino indemnizaciones, no a supuestos terroristas sino a sus familiares, que perdieron a sus parientes en sendas ejecuciones sumarias en lo que se conoce como crímenes de lesa humanidad.

Habrá quienes dicen que terrorista muerto, como sea, está bien muerto. Nada más equivocado. La grandeza de una Democracia radica en el pleno respeto a los Derechos Humanos de las personas, sí personas, es decir ciudadanos, inculpados, equivocados. Así lo dice nuestra Constitución, en su artículo primero. Así lo dice la evolución de la Humanidad en todos sus artículos.

Una Democracia tiene un compromiso universal, es decir para todos, con la vida. Desde el Estado y más específicamente, desde los gobiernos, no se puede ejecutar a nadie, saltándose el debido proceso y la fuerza moral que debe acompañar a la Ley. Esto que pareciera un debate local tiene implicancia global. ¿Porqué? Porque nuestro país debe dar señales al Mundo de ser respetuoso de sus compromisos con entidades multinacionales, porqué nuestro país debe dar señales de madurez, porque nuestro país debe mostrarse como un país civilizado con pleno respeto por la vida.

Se dice que se piensa, en el fondo, romper con la Corte Interamericana de Derechos Humanos. No nos corresponde adivinar si así será. Nos corresponde decir, en base a los eventos suscitados, que actitudes como las mostradas por y desde el gobierno en los últimos días perjudican al país, nos aíslan y definitivamente pueden tener graves consecuencias en lo político y lo económico.

Perú está en una senda de crecimiento económico que requiere de aún mayores esfuerzos para que se haga sostenible.  De estos dependerá que nuestro crecimiento económico permanezca en el tiempo. No nos desgastemos en peleas innecesarias que lo único que hacen es devaluar aún más el gran sentido de la política. Ya en 1990 en términos económicos nuestro país retrocedió a niveles del año 1960. Por culpa de estos pleitos respecto a los Derechos Humanos no permitamos que nuestro país retroceda a los niveles de la Edad Media.

Juan Sheput (Perú). Ex ministro de Trabajo y ex asesor presidencial.