Cruz Roja recuerda la necesidad de donar sangre

Pajares indicó que en el momento actual, el nivel de stock de sangre disponible "está bien", pero que como suele suceder en las épocas de fiesta como puentes o vacaciones, el nivel de donaciones se reduce y no así el ritmo de operaciones o el número de enfermos que necesitan sangre, por lo que en algunas ocasiones se produce escasez.

Cuando esto sucede, la experiencia ha demostrado que la gente responde "estupendamente" y en poco tiempo se vuelve a recuperar el ritmo. No obstante, el problema de la falta de sangre no se deriva únicamente de la falta de aportaciones en determinadas épocas, sino también del envejecimiento de la población que cada vez requiere más cirugías y tratamientos.

"La población va envejeciendo y los donantes disminuyen", lamentó. De ahí que desde Cruz Roja se intente fidelizar a los donantes, para asegurarse el nivel de extracciones, cada vez que acuden al centro de donación o a alguna de las unidades móviles que tiene repartidas por distintos puntos de la geografía. Sin embargo, Pajares reconoció que el porcentaje de donantes de gente nueva es muy superior al de los habituales.

En el centro de extracción de la Comunidad de Madrid acuden una media de 84.000 personas al año, de las cuales unas 70.000 hacen donaciones. Cualquier persona sana, que se encuentre bien y pese más de 50 kilos puede donar su sangre con un intervalo de al menos dos meses entre cada visita. Como regla general, los varones pueden donar cuatro veces al año, y las mujeres, tres.

Pajares recalcó que la sangre "es muy necesaria", pero no sólo para los enfermos crónicos, como por ejemplo los pacientes de cáncer o de alguna enfermedad hematológica, sino para cualquiera que en un momento determinado tenga que someterse a una intervención quirúrgica, por pequeña que sea.

Donantes habituales
Precisamente esta certeza es la que hizo a Klara, una joven checa que ahora reside en España, convertirse en donante ya en su país de origen. Ella tuvo que someterse a una operación en la que tuvieron que transfundirle varios litros de sangre, y una vez recuperada, decidió convertirse en donante habitual.

Al llegar a España, acudió un día a una de las unidades móviles, y dado su elevado número de plaquetas, le sugirieron que acudiese a aféresis --un sistema de donación en la que se separan los componentes de la sangre en glóbulos rojos, plaquetas y plasma durante el momento mismo de la extracción mediante una máquina a la que se conecta a la persona--, y desde hace tres años, dona por este sistema que, aunque más largo en duración --aproximadamente una hora--, es más eficaz.

A Klara no le importa tener que perder una mañana cada cuatro meses para desplazarse desde Miraflores de la Sierra, localidad en la que reside, hasta el centro de extracciones de Madrid, porque considera que ello supone "muy poco esfuerzo comparado con el bien" que reciben las personas que lo necesitan.

Muy distinto era el caso de Eilik, un chico chileno que había aprovechado su visita a Cruz Roja para recoger un documento para sentarse en la camilla de donaciones durante 15 minutos y aportar 450 mililitros de su sangre. En su caso, era la segunda vez, pero no descartó repetir la experiencia en un futuro.