Presunta culpable... ¿O no?

A veces siento un ligero cosquilleo ante esta forma de hacer periodismo que padecemos y ejercemos. Ahora lo digo a cuento de esta 'Operación Astapa', en la que se ha destapado públicamente lo que era un escándalo anunciado: la trama de corrupción municipal en Estepona, presumiblemente alentada desde el propio Ayuntamiento, regido por el socialista Antonio Barrientos. Junto a él han sido detenidas más de veinte personas, y están siendo 'investigadas' unas cuantas más.

Mis felicitaciones por la operación policial y judicial, al tiempo que lamento que ni los órganos políticos andaluces competentes ni la oposición municipal hayan estado demasiado diligentes a la hora de investigar lo que muchos intuían que ocurría en la localidad costasoleña, tan próxima, ay, a Marbella. Confío en que, al fin, se imponga esa "tolerancia cero" que desde instancias públicas, ahora, se predica. Sin embargo, no estoy seguro de que la comunicación del caso a la opinión pública -tantas veces ha ocurrido ya, y seguimos en lo mismo- se haya llevado con la pulcritud debida.

Estoy hablado, sí, de Patricia Rojo. Hija del presidente del Senado, Javier Rojo, y coordinadora de Urbanismo en Estepona. Por este motivo, están 'investigándola'. No hay presunción de culpabilidad, al menos hasta donde se me alcanza a la hora de cerrar este comentario, pero ya ha sido sentenciada en algunos medios, de papel y radiofónicos: es hija del presidente del Senado, y eso marca. Quizá por llevar el apellido que lleva piensen algunos que merece la pena infamante, compartir el destino de los verdaderos corruptos -nadie ha demostrado aún que ella lo sea-. Yo no lo pienso; no conozco a la señorita Rojo, lo ignoro casi todo sobre ella. Excepto que merece, como usted, como yo, la presunción de inocencia.