Los penaltis hicieron justicia

"De vez en cuando la vida toma contigo café". Dice el genial Juan Manuel Serrat en una de sus canciones. Pues eso. Que la historia, harta ya de estar harta y de hacernos jugadas futboleras, siempre el 22-J, se dedicó este domingo a festonearnos con toda justicia. Y, además, para más emoción aunque sufriéramos hasta el final, en la tanda de penaltis, otra de las asignaturas pendientes de la Selección. Vamos que cuando empezaron los lanzamientos todos teníamos una aguja en el esófago, un corazón oprimido y al borde del infarto. Vamos que parecía que estábamos viendo una corrida del sumo sacerdote del toreo, José Tomás.

Pero el sumo sacerdote de los porteros, 'San Casillas', que destronó al supervalorado Buffon, quiso tomar el máximo protagonismo, hacerle un guiño al maleficio del 22-J y de los eternos cuartos de final sin superar en las grandes citas, y romper con todo lo negativo deteniendo dos de los cuatro lanzamientos. Un protagonismo compartido con Cesc, que a sus 19 años para nada le temblaron las piernas a la hora del penalti definitivo y que nos da el pase.

Tiempo habrá de analizar el juego del equipo, magnífico, y otras vicisitudes futboleras, siempre sin olvidar el derroche de testosterona de todos los jugadores sudando la camiseta Pero también es justo y necesario en esta hora de alegría destacar algo fundamental en el fútbol: la unión como una piña de los jugadores. Un vestuario el español que, a diferencia de otras ocasiones, la última el Mundial'06, con los desafueros de Raúl -¿quién se acuerda de él ahora?- y Cañizares, es un ejemplo de compañerismo y apoyo, un ejemplo de unidad -que hace la fuerza- y de antidivismo. De vez en cuando la vida toma contigo café. A ver si también nos tomamos la Copa... de Europa. Y olé.