Las rutas árticas serán una realidad en corto plazo

Muchos científicos siguen especulando con el deshielo del casquete polar norte.  Pero ninguno tiene una certeza científica, más que la lectura del comportamiento de las capas de hielo, que cada vez son más delgadas.  El verano pasado fue la primera vez que buques sin cascos especiales se atrevieron a pasar, cuidándose de los icebergs.

Lo que para los científicos ambientales es un evento sin precedentes en la historia del planeta, es visto por la industria marítima de dos modos: se abre  una ruta que unirá el norte de Europa con la costa Oeste de Estados Unidos, y el canal de Panamá pierde este segmento del comercio marítimo.

Pero los panameños, que ya están ampliando el Canal, saben que el paso interoceánico lejos de perder clientes, ganará cada vez más carga por la explosión demográfica y la superpoblación de las áreas tórridas.  China seguirá creciendo y abasteciendo a los cada vez más numerosos clientes de las zonas ecuatoriales.

Para los expertos en rutas marítimas está claro: Nadie que tiene que ir de Nápoles a Quito va a dar la vuelta por el Polo Norte, aunque sea gratis.  Cada día de mar cuesta un promedio de 50 mil dólares, para una nave de mediano tamaño, y acortar distancias y días en el mar es un factor vital para el transporte de carga y pasajeros.  Las rutas funcionan de acuerdo a intereses comerciales y ubicación regional de los mismos.

Pero, aún con el deshielo, los grandes buques Panamax, Postpanamax y tanqueros, deberán cuidar el mayor peligro de la ruta ártica: los enormes bloques de hielo a la deriva.  Al final de cuentas, nadie quiere vivir la suerte del Titanic.