Buen gobierno

Los políticos, incluso los que se declaran liberales, siempre andan preocupados por controlarlo casi todo: los partidos, los parlamentos, la economía, las empresas, los medios de comunicación y la justicia. Todo. Y que nadie les controle a ellos. Sobran los ejemplos. Que unos juegan con ventaja frente a otros es, por decirlo de alguna manera, ley de vida. Pero que la sociedad se dote de normas para evitarlo es, también, un síntoma de las democracias fuertes y desarrolladas. Normas para impedir los abusos, para equilibrar los mecanismos de poder, para garantizar la defensa de los más débiles, especialmente el derecho de defensa de todos frente al más fuerte.

En la Bolsa española, como en las de todo el mundo, se están produiciendo casos de información privilegiada -Gas Natural-EON-Endesa, Inmocaral-Riofisa, Iberdola-ACS, Sacyr-Europistas, etc., entre los más recientes- que han hecho millonarios a unos cuantos, sin que la Comisión Nacional del Mercado de Valores haya hecho, o haya podido hacer, nada por evitarlo. Y que daña a los pequeños accionistas, indefensos ante la agresión de los que manejan información privilegiada. Hace un año Manuel Conthe, un hombre bien intencionado pero no siempre acertado, trató de poner coto a las reuniones de las empresas con los periodistas, como si ese fuera el principal problema. Ahora prepara nuevas normas, aunque desde una desconfianza perceptible en que sea posible "cazar" al infractor. Y dentro de un par de semanas, se van a reunir en Madrid, los responsables de las Comisiones Nacionales de Valores más importantes del mundo y tendrán que lanzar mensajes de seguridad y confianza en los controles de los mercados. Difícil lo tienen, pese a los Códigos de Buen Gobierno que tienen las empresas, por apariencia más que por convicción.

Blas Calzada, que también fue presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores española entre 2001 y 2004, acaba de publicar un interesante libro -"El buen gobierno en España. Un análisis crítico", Instituto de Estudios Económicos"- que analiza el pasado, desde el Código Olivencia al Informe Aldama y los trabajos posteriores. Calzada rechaza el proyecto Conthe que califica de "confuso y enrevesado". Hay un dato que introduce aún más pesimismo: según un informe periodístico, ninguna de las compañías españolas que cotiza en el Ibex 35 cumple las normas de la CNMV. Los Códigos de Buen Gobierno, en las empresas o en los medios de comunicación, que también lo tienen muchos, sólo sirven si se hacen "carne" en el trabajo diariol. Si hay que explicarlos o analizarlos fuera del "día a día" es que sólo cuentan para la galería, para quedar bien. Sucede lo mismo con la justicia y los políiticos. Todos dicen que respetan y no comentan las decisiones de los jueces... hasta que los jueces dictan una que no les gusta. Por cierto, ¿hay Códigos de Buen Gobierno para los Gobiernos de turno?