ZP en el país de las maravillas

Si se tratase de poner nota al Congreso del PSOE habría que otorgarle una muy alta puntuación en Organización, Imagen y Propaganda.

No sacarían mala nota en fiestas y festejos, notable alto en discursos anti PP, en marear la perdiz, “progresan adecuadamente”, en satisfacción incontenida regresan al sobresaliente, en no hay huevos para replicar al líder, un diez y en preocupación por los problemas que tienen sin dormir a los ciudadanos, un cero.

Ya sé que a estas alturas no se puede esperar casi nada de los Congresos de los partidos políticos pero al PSOE, que está en el gobierno, se le puede y debe exigir que se preocupe de algo más que del marketing.

La fábrica de frases huecas que surte de ideas vacías a Zapatero funciona a pleno rendimiento y como además han comprobado que hay mucha gente que le aplaude y le vota pues ¿para qué cambiar?

Hasta hace poco ser optimista creaba empleo, pero ahora es una obligación moral. Estoy convencido de que nunca nadie dijo tantas tonterías de forma tan enfática y reiterada, pero ya lo afirmó el sabio cuando mantuvo que no hay nada más osado que la ignorancia.

El problema es que para gestionar los periodos de crisis hacen falta algo más que palabras, hay que ser solvente y hay que tener capacidad para liderar a toda una sociedad y no solo a quienes tienen el carné de tu partido.
Vivimos malos tiempos para la lírica, aunque ZP sigue tocando el arpa al tiempo que Roma arde.