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OPINIÓN/Víctor Gijón

ETA vuelve a Cantabria

ETA vuelve a Cantabria

lunes 21 de julio de 2008, 14:31h
ETA tiene su propia lógica: la de los asesinos. No busquemos, por tanto, tres pies al gato ni sumemos peras con manzanas para encontrar razones que nunca se nos ocurriría atisbar en el comportamiento de un asesino en serie.
La deriva soberanista de Ibarretxe y su Plan 02 no les da más razones a la banda que su deriva asesina sin futuro. Si que aporta, sin embargo, algunos titulares más de prensa y multitud de sesudos artículos especulando sobre la relación causa-efecto entre el desvarío del lehendakari y el de ETA.  No creo que sea una buena idea meter en la misma coctelera la decisión del Gobierno vasco de convocar un referéndum y la de la dirección armada de una banda de mafiosos de volver a cometer atentados.

    A la primera decisión se la combate con las leyes en la mano y el Gobierno ya lo ha hecho, obteniendo de momento el respaldo cautelar del Tribunal Constitucional. A los segundos les combaten las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en el marco, también, de la legalidad. El no hacerlo, aunque a veces se tenga la sensación de que los liberticidas usan en su favor las leyes democráticas, nos coloca al mismo nivel que ellos y tiene, y en el pasado lo hemos comprobado, efectos tremendamente negativos para las instituciones democráticas, pero no para los violentos.

    Dicho lo cual vayamos a lo que fue un domingo que amaneció festivo, con las celebraciones del Carmen todavía presentes en las villas marineras, y Santander, la capital de la región, iniciando su Semana Grande. ETA nos escogió para dar inicio a su campaña de verano, un clásico de la banda terrorista. Cierto que en los últimos años sus atentados cometidos en vacaciones en lugares de veraneo tienen mucho menos recorrido, aunque no por ello menos instinto criminal.

    La debilidad organizativa de la banda les obliga a actuar corriendo el menor riesgo posible y a corta distancia de sus guaridas. Las cuatro bombas colocadas ayer en las playas de Laredo y Noja forman parte de la anunciada campaña etarra contra intereses turísticos, aunque más bien parecen un intento desesperado de los terroristas por hacerse notar de la forma más fácil y segura. Las incursiones etarras en Cantabria son demasiados frecuentes como para causar otro sentimiento distinto de la indignación contenida.

    En la zona atacada reside una población autóctona minoritaria y una mayoritaria de fin de semana o estival integrada casi exclusivamente por vascos. Desgraciadamente para nuestros vecinos las acciones de la banda asesina durante treinta años han terminado por crear una coraza de resignación impotente ante esa lacra social que es el terrorismo.

    El objetivo que ETA busca es crear tensión, miedo y crispación en la sociedad. En Cantabria no lo tienen fácil. La acción terrorista nos duele y nos indigna, pero no nos confunde a la hora de señalar a sus verdaderos responsables. Quizás porque por proximidad y buena vecindad sabemos que los vascos que ponen bombas y matan por al espalda son una infirma minoría. Los demás, la inmensa mayoría de los ciudadanos del País Vasco, al igual que cántabros, andaluces, madrileños, etcétera, somos todos víctimas potenciales de los asesinos.
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