Juegos paralímpicos y televisión

Los Juegos Paralímpicos, que  se celebrarán desde el 6 al 17 de  septiembre en Beijing, reunirán a miles de deportistas con alguna  discapacidad física de más de cien países. Días antes del inicio de la décimo tercera edición de este tipo de competiciones para personas  diferentes, pero con iguales derechos que los mal llamados ciudadanos normales, se habrán clausurado los XXIX Juegos Olímpicos, previstos entre los días 8 y 24 de agosto, y que tanta expectación han levantado.

Cuando quedan pocas fechas para que la llama olímpica sea depositada en el pebetero preparado para tal fin aparecen en los medios de comunicación las pegas que TVE pone a la retrasmisión de los Juegos Paralímpicos en igualdad de condiciones que los otros. Parece que la crisis económica hace mella en sus cuentas de resultados y, como siempre, los perjudicados son los más necesitados: los que saltan, corren, encestan y se mueven siguiendo unos cánones diferentes a los formalmente establecidos: altura considerable, musculatura atractiva, andares estilosos y belleza estilizada.

De la primera información se desprende que TVE tenía intención de ofrecer cada día un resumen de cinco minutos en La 2 y de una hora en Teledeporte, canal al que muchos españoles no tienen todavía acceso. Las ceremonias de inauguración y clausura se emitirían por este último canal y no por La 2, que sí llega a la gran mayoría de los hogares españoles. Este hecho, la marginación de los Juegos Paralímpicos por parte de la televisión pública española, provocó poco revuelo y casi nadie dijo nada porque con esto de la igualdad, tan de moda en los últimos tiempos, cuando se refiere a las personas discapacitadas parece que la respuesta que se recibe es “igual da”.

La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, preguntada al respecto, dijo lo mismo que había explicado el presidente de la Corporación RTVE, Luis Fernández: algo así como que estos eventos gozarán de la cobertura que la sociedad espera de una televisión pública que recibe mucho dinero preveniente de los impuestos de los ciudadanos. Aparte de no decir nada, no se rasgó las vestiduras por la racanería de TVE y por el insulto a los españoles que  consideran que el trato igualitario a personas diferentes no sólo es el cumplimiento de la ley sino también la aplicación del sentido común, con independencia de los juegos florales de los que hacen negocio con todo.

Este asunto no parece interesar mucho ya que los políticos que no se callan ni debajo del agua ni los tertulianos que saben de todo dijeron algo. En 24 horas todo se aclaró. TVE explicó que todo fue un malentendido y que dará el mismo cuartel a los discapacitados olímpicos que en Atenas 2004: La 2 informará en directo del primer y último acto Paralímpico y dará 100 horas en sus diferentes canales. Al final, nos quedamos como estábamos hace cuatro años, dando la sensación que con esta cobertura se dan por satisfechos. ¿Qué hubiesen vociferado los progres de oficio si se hiciese lo mismo con el deporte femenino olímpico? ¿Alguien entendería que televisasen en directo las pruebas de atletismo masculino y las  protagonizadas por el 50% de la población restante se emitiesen en diferido o dentro del resumen diario de TVE?

Con independencia de que el Comité Paralímpico Español esté de acuerdo con lo propuesto, consciente de que asentar posiciones es importante aunque no el objetivo final, da la sensación de que la igualdad de trato se refiere sólo a cuestiones entre chicos y chicas y no a los que siendo diferentes exigen lo mismo que los mayoritariamente iguales. ¿En qué? Los discapacitados, que han visto como ha mejorado su situación y consideración desde la antigüedad -en la etapa romana anterior a Cristo podían ser arrojados a la calle hasta morir, obedeciendo sus padres al derecho a deshacerse de los despojos humanos para las gentes de aquellos años, según cuenta Indro Montanelli en su Historia de Roma-, son de segunda división.

Desde 2004 a 2008 también se han producido avances que parecen desconocer los responsable actuales de TVE,  quienes han optado por dejarse llevar por los niveles de audiencia previsible para competiciones protagonizadas por actores olímpicos discapacitados y dejar todo como estaba.