Para llegar a probar auténtica cocina griega, elaborada con materia prima recién recolectada y casi aún con el cebo en la boca, en un entorno natural perfecto para los que buscan tranquilidad y libertad en grandes dosis, alejados de la marabunta del turismo de masas, sólo se necesitan unos días libres y coger un ferry desde Atenas en dirección a Lipsí.
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