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El COE se baja los pantalones ante el COI

El COE se baja los pantalones ante el COI

jueves 21 de agosto de 2008, 20:13h
Un trabalenguas. Un acertijo. Tal podría ser el título de esta opinión. Mas no. Porque sólo expresa la rabia e indignación que embarga a muchos españoles. Sobre todo a los deportistas de los Juegos, ante la absurda e impresentable decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) de no permitir el homenaje público que su homónimo español (COE) pretendía a las víctimas y familiares del trágico accidente aéreo de Barajas. Una medida que se saltaron a la torera en todo lo que pudieron los deportistas, luciendo brazaletes negros, pese a estar prohibidos, incluso de forma llamativa en la ceremonia de entrega de las medallas a los regatistas Echávarri y Paz mientras sonaba nuestro himno.

Una postura la de los deportistas que contrasta con la del máximo responsable del COE, Alejandro Blanco, que nadó entre dos aguas admitiendo que no estaba de acuerdo con la postura del COI -también en la denegación de que las banderas españolas ondearan a media asta-, pero que había que obedecerla, sin explicar las razones de tal obediencia ciega. ¿Y si no se hacía? ¿Qué podía pasar? ¿Nos iban a descalificar a todos? Pues no. En todo caso se habrían conformado con una nota verbal y se acabó.

No tiene explicación, pues, y es una falta de dignidad la posición del COE, que ha perdido esta última letra, la E de España, al no defender lo que deportistas, aficionados y autoridades políticas hispanas querían y bajarse los pantalones ante Jacques Rogge y sus acólitos, cuyos argumentos de que no aceptaron la petición similar de Georgia -que, además, oficialmente no llegó a producirse- no se tiene en pie. Ya que una cosa es la política y la diplomacia, causa de la guerra que desataron los presidentes georgiano y ruso, y otra una tragedia como la del avión de Spanair.

Máxime con el precedente de otros Juegos en los que incluso el fallecimiento de algún alto cargo del COI, o de algún otro Comité nacional, o de la mujer del entonces presidente del mismo, José Antonio Samaranch -en Sidney 2000- dieron lugar a homenajes oficiales de tan casposa, caduca y decimonónica institución y a permitir los brazaletes y crespones negros a quienes quisieran llevarlos.

Máxime cuando el jurado de tan casposa, caduca y decimonónica institución, nos acaba de robar -escrito así, sin comilla- por dos veces otra medalla de oro en vela aceptando la trampa danesa de utilizar un barco de otro país, Croacia. Una decisión ridícula que ha pasado a manos del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), bastante más moderno y formado jurídicamente, con muchos visos de echarla para atrás. En fin, que ellos, los del COI, nos abofetean y los del COE ponen quijotesca y masoquistamente la otra mejilla. Menos mal que,como en tantas ocasiones, los deportistas están por encima de sus casposos, caducos y decimonónicos dirigentes. Loor a ellos... a los deportistas, por supuesto. Y gracias por mantener la dignidad.    
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