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Eleonora Bruzual

De líneas aéreas, aeropuertos y atropellos…

De líneas aéreas, aeropuertos y atropellos…

viernes 22 de agosto de 2008, 10:13h
He estado alejada de micrófonos y computadoras en estos veintitantos días movidos donde me desplace de Caracas a Miami, de allí a la isla de San Martin y después a Costa Rica. Es entendible que moviéndome entre tantos lugares donde no siempre tuve la mejor comunicación telefónica, la posibilidad de transmitir mis programas de radio o mis columnas de prensa impresa se vio afectada. También debo decir que demasiados desplazamientos para un tiempo de atropellos e irrespetos al pasajero tanto por parte de las líneas aéreas como por parte de los encargados de seguridad de los aeropuertos llena de infelicidad y frustración…

Aclaro que creo que nadie en su sano juicio puede estar en desacuerdo con las medidas de seguridad que se toman para combatir el terrorismo tan amante de acciones en aeropuertos y naves, pero de allí a aceptar en silencio el maltrato y los atropellos de quienes pareciera que gozan haciéndonos sentir “delincuentes” a punto de ser apresados por unos “Super agentes” que en muchos casos más parecen esbirros que guardias especializados, es inaceptable. Igualmente creo que basta de ser pasivas víctimas de compañías aéreas que con el cuento del alza del combustible, nos están cobrando hasta por respirar y a cambio sólo brindan irrespeto, retrasos, mal servicio, daños graves a nuestras actividades e incumplimiento a nuestras obligaciones. También una sensación de indefensión ya que para las líneas aéreas el pasajero ha pasado a no tener derechos y si puras obligaciones.

En estas tres semanas de viajes y volando siempre con American Airlines en ese lapso esa línea me suspendió un vuelo y atrasó significativamente otro. No hubo explicaciones, sólo malos tratos, largas colas y la sensación de que podían hacer con nosotros lo que les viniera en gana sin siquiera el derecho a conocer que sucedió… La suspensión del vuelo nos causó muchos problemas de trabajo, obligó a incumplir compromisos en Costa Rica y el retraso alargó en 24 horas el regreso a Caracas.

Ante esto me pregunto si es justo que compañías que están cobrando hasta por respirar, que ya ni una comida medianamente decente ofrecen, que elevan el costo de los boletos a cifras exorbitantes, que cada día reducen más y más el peso que puede tener una maleta, lo que me hace pensar que en breve tendremos que viajar sin ellas, se limiten –cuando suspenden vuelos o presentan grandes retrasos- a dar 10 dólares por comida, 10 dólares para transporte y una habitación en hoteles que –con muy pocas excepciones- son casi cuchitriles.

En estos días –más allá del goce que experimenté en lugares muy gratos de Miami, Saint Martin y San José de Costa Rica, más allá de la gentilezas y afectos de grandes amigos con los que compartí momentos inolvidables, he estado dando gracias a Dios por haber tenido la fortuna de viajar cuando hacerlo no era algo torturante y cuando las compañías aéreas competían por la excelencia y no como ahora que compiten por ver cual es peor. He estado pensando que cada día nos estamos acercando más a ser pasivos borregos incapaces de protestar y defender nuestros derechos. En estos días me di cuenta que no sólo los venezolanos son resignadas víctimas, también esas colas largas frente a los mostradores de las líneas aéreas tenían franceses, norteamericanos, españoles, italianos, caribeños, rusos, japoneses, chinos… En fin una amplia representación de una humanidad permisiva, apática y sin conciencia de sus derechos y de la importancia de defenderlos…

Este miércoles 20 quedará en la memoria de los españoles como fecha de luto y dolor… Un avión de Spanair sufrió un aparatoso accidente al despegar en la T-4 del aeropuerto de Barajas y murieron más de 150 personas entre  pasajeros y tripulantes, otros se debaten aún entre la vida y la muerte. Se especula sobre si no se tuvo la precaución de suspender ese fatídico vuelo ante lo que muchos aseguran era una falla grave que los había demorado… Este hecho trágico viene a apuntalar todavía más la necesidad que tenemos como usuarios de las compañías de aviación, de que éstas respeten al pasajero, lo mantengan informado en todo momento y minimicen riesgos asumiendo plenamente sus responsabilidades. Este hecho trágico debe despertarnos y sacudirnos la apatía, sacudirnos la pasividad y retornarnos al rol de seres capaces de protestar cuando se nos irrespeta y atropella, bien sea en tierra o en el aire…

Este hecho trágico causa dolor y crea incógnitas… Comencemos a exigirle a las líneas aéreas, comencemos a exigir seguridad en los aeropuertos, sin que esa seguridad se logre atropellándonos. Comencemos a retomar el rol de ciudadanos, rol que perdemos cuando resignados y silenciosos emulamos a los corderos.

Eleonora Bruzual
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