Maravilloso y decisivo...

El show político venezolano -episodio nada inédito en un continente de caudillos bananeros y ahora petrolero- hace tiempo que entró en barrena. Nada diferente se podrá ver que no sea un gobernante aterrorizado por la realidad y sus errores, tratando de escabullirse con cuentos de homicidios, que en el fondo representan un deseo de justicia que siempre está solapado en toda mente aturdida. Bajo tales circunstancias psíquicas no es de extrañar que pronto se anuncie que van aterrizar naves marcianas invisibles, apertrechadas con la energía de un agujero negro, esa fuerza que deglute estrellas y en este caso se imbuiría a todo buen hombre y mujer que le pase cerca.

¿Algo novedoso tiene el mamotreto de insultar a mandatarios y romper relaciones con otros países? ¿A los días no regresa como cachorro humillado a buscar acercamiento? Hay que tener claro que cuando una nación es mandada por un individuo con cerebros alterados es lo lógico que se den los espec- táculos que se están viviendo: asociaciones con narcoterroristas, negocios con el lumpen mundial, maletines repletos de dólares, abuso de poder, malcriadez con otros países, una hecatombe económica que se avecina y una próxima debacle electoral que lo espanta. Además, lo que lo tiene más aterrorizado es el imperio de las leyes yanquis encima pisándole sus tropelías.

Nada nuevo se podrá ver que no sea el bailoteo de civiles y militares que ya no pueden esconder el tedio de tener que gritar loas y aullidos, muchos desesperados al descubrir que todo es una gran torta y por míseras prebendas tienen que masticarla.

El teatro va a seguir, pero cada día con menos personajes de reparto. La escogencia de los más escatológicos y anodinos para convertirlos en ideólogos de la revolución, hace que muchos no encuentran ya simpatía en las ringleras rojas. Eso que el pueblo llama "vergüenza ajena", son salpicones de inteligencia...

Nada nuevo es ver a un país que lleva tiempo desgarrado moralmente y con la ética destruida. ¡Y nada es peor que esto! Inclusive más letal que guerras civiles, invasiones de narcoterroristas, inflaciones atroces o miles de muertos que atavían cruelmente la cotidianidad. Por eso lo único que podría pasar realmente maravilloso y decisivo es que como sea se tome el poder para imponer la moral y la ética.

Luis José Uzcátegui
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Médico psiquiatra y antropólogo