“El PP está hablando sobre el futuro con dirigentes de CiU, incluso después de la visita de (Artur) Mas al notario", había dicho con cierta mala leche Josep Piqué, presidente del PP catalán. "Lo desmiento", responde ahora Artur Mas, líder de CiU. ¿Quién dice la verdad? ¿Y si es Mas quien la dice, por qué ha dejado que pasasen tantos días para aclarar algo tan importante como eso? Curiosamente, ambos se cruzan semejante artillería pesada, entre el amor y el odio, en el mismo diario: El Periódico de Catalunya, más bien cercano al electorado progresista de Barcelona, un buen caladero de votos y máxime ahora que se acercan las elecciones municipales.
La derecha catalana, nacionalista y españolista, empieza a tener problemas serios, que no sabe muy bien cómo resolver. Alejada del poder en Cataluña, sin capacidad de influencia en Madrid y con muy poco peso en los municipios más poblados, es lógico que sienta la necesidad de reorientar su estrategia. Piqué busca el encuentro con CiU porque es el más aislado y pretende que al menos se le reconozca. Mas duda y se niega al pacto mientras el PP siga utilizando Cataluña como estrategia de desgaste para regresar a La Moncloa.
El que parece tener las ideas más claras es el número dos de CiU y líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida. Tanto a nivel personal como partidario. Por un lado, quiere ser ministro con el PSOE o con el PP, y ya no lo oculta, y por otro, argumenta que sin Pujol, CiU difícilmente recuperará la mayoría absoluta, por lo que necesita aliados. Todas estas dudas no se despejarán ahora, porque las municipales están a la vuelta de la esquina, pero no tardarán en exigir respuestas. A todos. También al PSOE.
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