La cultura no es rentable (y eso lo sabe muy bien Vasile)

Andan los intelectuales espantados porque Vasile está poniendo su particular sello en la nueva parrilla que resultará de la fusión Cuatro y Telecinco. Es doloroso sustituir al aburrido de Gabilondo (que está muy bien para la radio pero en la tele nunca ha funcionado, entre otras cosas, porque nunca encuentra su cámara y mira hacia el infinito dando las noticias) por Mercedes Milá y el edredoning de la casa de Guadalix de la Sierra. No es lo mismo analizar la cumbre del G-20 que el último revolcón de dos catetos voraces de la fama casposa que da el pasar por esa casa.
 
Muñoz Molina tiene razón en lo que dice pero no tiene razón en enfadarse. La cultura no la tiene que financiar una cadena privada. Y dar reportajes sobre Velázquez, entendámoslo de una buena vez, no es de gusto para el vulgo que prefiere, dónde va a parar, el serial de “yo por mi hija maaaa-to” que un análisis de cuatro pesados sobre la franja de Gaza. La cultura, como la religión, es algo íntimo. No nos la tiene que enseñar, ni trasmitir, ni el Estado, ni muchísimo menos una cadena de televisión que, además, es privada. Si lo que al pueblo le gusta es el circo, no le podemos dar teatro. El que quiera leer a Cervantes que se compre el Quijote y en el silencio de su salón, que se lo lea y el que quiera ver la vida en directo, que apriete el botón de su mando y se hinche la cabeza de Gran hermano y zafiedades similares.

Lo que no se puede es pretender que dos y dos sumen cinco. Telecinco es una cadena privada y tiene que hacer frente a los números. Si Muñoz Molina fuese el consejero delegado de la misma es probable que pensase de la misma manera. Lo que pasa es que es muy fácil hablar desde la atalaya de un salón habiendo estado durante años dirigiendo varios Institutos Cervantes (que por cierto tiene una financiación pública) y creyéndose de una manera un tanto ingenua que el pueblo es tan culto como uno mismo (hablo de él, no de mí).

Vasile sabe hacer bien las cosas y las cuentas así lo demuestran. Otra cosa es que nos guste lo que programa. Nadie cuestiona que Mac Donald's hace bien las cosas en el marketing pero no se le ocurre a nadie poner de cena de navidad un mac no se qué de hamburguesa.

A ver si los de la ceja y seguidores del mundo de la cultura se enteran de una buena vez que la cultura no se aprende a través de las ondas y que los canales privados no son los cicerones del pueblo. Al pueblo lo que le gusta es la princesa del ídem (la de San Blas) y si esto es lo que le gusta, se le da y aquí paz y después gloria. Que esto ya se lo inventaron los romanos.