El Partido Popular español lleva su oposición a Bruselas al objeto de impedir que la ministra de Sánchez verde y socioliberal Teresa Ribera no sea vicepresidenta. El PP es un partido franquista y corrupto, sin vergüenza y mentiroso, pero se enfrenta a un gobierno “progresista” debilitado y sin rumbo en una crisis a su vez, que la victoria de Trump acrecienta, pues Sánchez y sus socioliberales han apostado toda su política a seguir la estela del Partido Demócrata de los EEUU y el resto de la “izquierda” woke que apoya el gobierno de una u otra manera también está a su vez en una crisis interna y de identidad terrible con ajustes de cuentas cruzados. El PP debe atacar con fuerza y escorarse más hacía el trumpismo al objeto de hacer olvidar los crímenes de su gestión desastrosa y criminal de la gota fría valenciana y para ocultar su incompetencia delictiva atacando a un gobierno debilitado, sin referentes internacionales, que ha renunciado a enfrentarse al derechismo sinvergüenza en nombre de la unidad bajo la corona borbónica.
La UE también a su vez se encuentra en crisis. Prácticamente todos sus grupos escorados hacía el globalismo pro anglosajón y defensores de las políticas de guerra contra Rusia y en favor del ente sionista o estado de Israel a pesar de sus genocidios y barbarie fiaban su futuro a una victoria de la candidata demócrata que no se ha producido. Solo un “rebelde” Orban y algunos grupos más de extrema derecha deseaban el triunfo trumpista. Incluso en la extrema derecha personajes como Meloni estaba bien con los belicistas y sionistas demócratas de los EEUU, pero tras la victoria de Trump se reposicionan rápidamente. Ante esto los sectores trumpistas del Partido Popular Europeo abundantes en el PP español y también en la Democracia Cristina alemana y otras fuerzas liberales derechistas se apuntan a las tesis contra Teresa Ribera elegida como chivo expiatorio del criminal Mazón, conscientes de la debilidad del gobierno Sánchez y de la derrota de la señora Von Der Layen que también apostó por Harris.
La Unión Europea está rota y asustada. Trump no solo la puede reventar a base de aranceles –cosa que hará- sino que le puede encargar en exclusiva la financiación y la guerra contra Rusia y en favor del régimen corrupto de Kiev. Trump tiene cosas más importantes a las que dedicarse como es a sostener con más brío si cabe la política de exterminio de los sionistas en Israel y su ocupación total de Palestina, la guerra contra China en este caso y la sumisión de un Iran con una política exterior antiimperialista y el aliado más fuerte de libaneses y palestinos.
Nadie calibra a su vez la crisis de los EEUU, su ruptura interna y sus desgarros. Nadie analiza porque Trump se ha llevado los votos de las clases trabajadoras y como esto apoya a las extremas derechas europeas, que advierto, no solo están en los partidos que se reclaman de esta ideología, sino que lo están entre liberales, democristianos y conservadores de partidos de la derecha de gobierno en Alemania, España, Francia, Holanda… No digamos en Polonia o Estonia por ejemplo. Nada es lo que parece.
Europa Unión ni es la solución, ni lo puede ser al objeto de garantizar a sus pueblos paz, pues ha apostado por la guerra y estabilidad económica pues ha unido su propia crisis a la de los EEUU y ahora se abastece de materias primas encarecidas y se inunda de productos agrarios baratos ucranianos que hunden la agricultura tanto europea en general como española en particular, fruto de unas sanciones a Rusia tan suicidas como ineficaces.
Ante este panorama solo cabe recuperar la soberanía a todos los niveles y denunciar ante trabajadoras y trabajadores en el callejón en el que nos han metido y que es posible una salida pero esta pasa por abandonar las políticas que nos han llevado al desastre y saber que la comunidad internacional no son los EEUU y tres más, sino un amplio mundo que se reorganiza y nuestro papel no está en la guerra y en sostener un imperio decadente, sino en buscar la paz y la armonía internacional, lejos de un fatuo colonialismo y racismo supremacista tan obsoleto como cruel. Porque en política exterior en los EEUU tanto demócratas como republicanos coinciden, aunque con variantes, pero su objetivo es el mismo y la UE un simple juguete.
El globalismo ha impregnado a las “izquierdas” woke y liberales. Las y los engreídos se han enajenado el mundo del trabajo. Ahora hay que recuperar todo lo que ellas y ellos han arrojado a la basura. Esta es la situación guste o no. Confiar en que la clase trabajadora de los EEUU se pueda recuperar y luchar contra las guerras que promueve su imperio reaccionario. Iniciar un rearme ideológico que pasa por recuperar la tradición de las izquierdas del trabajo y cambiar radicalmente la política exterior en nuestro caso de España, de un reino de España que ha unido su futuro a la defensa de causas extranjeras que no propias, con el rey a la cabeza. Lo que ocurre es que el rey es y desde hace tiempo un trumpista ultraconservador y piensa que Sánchez ya no le es útil para mantener su dinastía en el poder.
Sabiendo esto ya no podemos confiar en nadie y ellos, los posmodernos y verdes/liberales saben que su desprestigio ha llevado a que las masas populares desconfíen del estado y se vean abandonadas. O se cambia radicalmente de política o los “protectores” surgirán del trumpismo patrio. Para ello hay que hacer política y hacerla con mayúsculas. Ellos, los woke, todos y todas las “posmo” han fracasado.