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La importancia de las próximas elecciones municipales

lunes 07 de enero de 2019, 18:02h
Las próximas elecciones municipales no van a pasar desapercibidas. No son unas elecciones administrativas, son políticas y de primer orden. Los municipios que es donde las vecinas y vecinos tratan de solucionar sus problemas cotidianos y su dignidad de vida en su entorno más cercano, así como a través de los que pueden resolver problemas sociales, económicos y de ocio o cultura, son en el estado español unas instituciones atacadas y contra las que constantemente se legisla al objeto de disminuir sus competencias.

Ya en las anteriores elecciones locales, algunas y algunos avisamos que con el techo de gasto que la UE -por cierto muy anti-municipal-, impone, más la ofensiva Montoro y del PP en el gobierno que pretendía convertir la gestión municipal en algo administrativo puramente y obligando a privatizar los servicios locales en beneficio de grandes empresas privadas y favorecer el emporio que gestiona Florentino Pérez y otras empresas, iba a limitar y mucho la posibilidad de acción de los ayuntamientos, lo cual crearía frustración.

Los ayuntamientos, en realidad molestan a todos los partidos y los desean controlar, no ven en ellos sino una acción instrumental en beneficio de sus intereses, negocios y políticas partidarias, son sin embargo lo más cercano a la ciudadanía y pueden hacer cambiar muchas cosas en nuestra vida diaria, pero para ello necesitan más competencias, la devolución de las robadas por autonomías y gobiernos centrales y poseer también autonomía fiscal y financiera.

En los ayuntamientos confluyen muchos intereses. Por eso no solo los aparatos partidarios, sino intereses mercantiles privados de grandes cadenas de centros comerciales, empresas multinacionales de movilidad, constructores y operadores turísticos influyen y en ocasiones montan listas o colocan a ediles de su confianza al objeto de conseguir beneficios puramente económicos y especulativos y eso en las derechas e ideologías derechistas es muy habitual. Se lanzan campañas contra las y los políticos electos al objeto de favorecer intereses privados. Esto quiere decir que la lucha de clases también se debe trasladar a los municipios y sobre todo constituir candidaturas antineoliberales que forma amplia recojan los intereses ciudadanos que incluyan a las mujeres, los mayores y jóvenes, las y los trabajadores y las pymes locales y el comercio de proximidad.

Los ayuntamientos además deben recuperar su total capacidad de poder hacer actividades más allá del cuidado y ornato de los cementerios. Los ayuntamientos deben dejar de privatizar los servicios públicos locales que es donde se encuentra el foco de la corrupción y del endeudamiento, por culpa de contratos leoninos que no eran necesarios. Recuperar gestiones como agua y basura es imprescindible. Los ayuntamientos deben tener competencias exclusivas en materia de ordenación del transporte público y de vivienda y control contra la especulación de vivienda y el cáncer turístico que se ha convertido en un incordio para la mayoría de los vecinos y un negocio para muy pocos, precarizando la vida laboral hasta extremos cercanos a la esclavitud.

Pero todo esto es casi imposible si no se cambia la legislación local y la Constitución. La Constitución reconoce la autonomía local en los asuntos de su competencia y competencia local en realidad excepto grandes infraestructuras y los ejes del estado del bienestar o social o la defensa y la diplomacia, es toda. Ahí viene la trampa de ese gigante voraz con pies de barro que son las autonomías, también del gobierno central y de las ideologías derechistas. Las derechas y el régimen del 78 en su conjunto descubrieron pronto que los municipios son negocio, son un gran negocio como lo fueron durante el franquismo. Luego la jugada del régimen y las grandes empresas contratistas es clara, hacer leyes restrictivas, dificultar la fiscalidad local y hacerla antipática, haciendo campañas contra ella y de esa forma asfixiar a los ayuntamientos para que privaticen, vendan su patrimonio y caigan en las redes de la corrupción al objeto de financiarse. Continuar con la dinámica franquista en los ayuntamientos.

Por todo esto la conquista del poder local es un objetivo popular y democrático de primer orden. Es también un vehículo para ayudar a la organización de las clases populares y su lucha para librarse de las practicas caciquiles, las redes clientelares y la corrupción y ante las acusaciones mentirosas y engañosas de la extrema derecha, nunca olvidemos que no hay corruptos sin corruptores y los corruptores son capitalistas que están convirtiendo los pueblos y ciudades en su particular negocio y haciendo a su vez abandonar el mundo rural y los pequeños municipios que como no son negocio, mejor mueren y así podemos dedicar campos yermos a cotos de caza, urbanizaciones rurales de lujo, acabar con la soberanía alimentaria y vender las tierras a grandes fondos de inversión privados sobre los que siempre hay capital extranjero.

Carlos Martínez García

Politólogo y ex portuario. Miembro de la plataforma socialista pro PSF.

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