Hace ya años que el socialismo se identifica públicamente con el feminismo, arrogándose en exclusiva dicha ideología. Hasta el corrupto y mujeriego José Luis Ábalos tuvo el cuajo de decir hace no mucho que “soy socialista porque soy feminista”.
La práctica viene desdiciendo esa presunción, con el machismo reiterado de hombres públicos socialistas que han merecido el reproche de todos, Tan constante es el vicio antifeminista de los tales que cuesta encontrar quienes den otra imagen a la hora de buscarles relevo. Ahí tenemos, si no, el caso de Francisco Salazar, que iba a ser el adjunto a una secretaría de organización fundamentalmente femenina del partido y que ha tenido que dejarlo ante las denuncias de acoso sexual.
Como se ve, al PSOE le crecen los enanos, pues cuando quiere resolver el problema de la masculinidad tóxica le aparece otro caso del mismo tenor. Ahora, en un último intento por remediarlo, han amenazado con expulsar del partido a quien consuma prostitución. No es una decisión baladí, pues en todos los casos de corrupción, desde los ERES de Andalucía hasta el caso Koldo-Ábalos, pasando por Tito Berni, parte del dinero de las mordidas iba a gastos en putas.
Por otra parte, no deja de ser sintomático que un partido tenga que tomar semejante decisión, Cuando aún no está regulada la prostitución en nuestro ordenamiento jurídico y cuando no se persigue más que a los proxenetas y tratantes de mujeres, viene a ser lo mismo que reconocer que en lo referente al PSOE hay un plus de actividad promiscua y que hay que ponerle coto como sea.
Así, pues, el sedicente feminismo del partido socialista es un mito al que sucesivos escándalos han puesto en evidencia. Lo peor del caso es la creencia de que esto no ha hecho más que comenzar y que, en cuanto se relaje un poco la férrea disciplina a que tiene sometidos a los suyos
Pedro Sánchez, podremos ver más casos no sólo de corrupción política, sino de antifeminismo puro y duro. Al tiempo.