La lupa de la inquisición

No tenemos suficiente lío que hay que buscar algo de qué hablar. Y en esto, que aparece por la red social X Kate Middelton a felicitar el Día de la Madre y osa hacerlo con una foto retocada ¡A la hoguera! Cómo será la cosa que hasta es portada en los diarios más serios y sesudos. Lo de Koldo, no; pero lo de Kate, sí.

Que no digo yo que esté bien, ya que en lugar de calmar los ánimos por su estado de salud ha hecho saltar más las alarmas, pero de ahí a este linchamiento, me van a perdonar pero no lo entiendo. Que la Corona Británica tendrá fotógrafos profesionales, no lo dudo; que podrían haber contado con un fotoperiodista, pues también; que se podía haber esmerado un poco más con el Photoshop, pues posiblemente, sin embargo, no sé si estos son motivos suficientes para todo lo que se ha liado y que la Princesa de Gales haya terminado pidiendo disculpas

Es muy probable que cualquier portada en las que ha salido esté más retocada que esta foto, pero al ser por un profesional, se permite. Es como si una foto de familia nos chirríe, como si la felicidad de los otros diera alergia, como si lo que que está bien tuviera que tener algo para estar mal.

El universo inquisitorial de las redes sociales

A veces, me gustaría bajarme de este universo inquisitorial que son las redes sociales llenas de jueces implacables, de "expertólogos" y de polémicas estériles que nos hacen estar entretenidos, al menos, durante 24 horas.

Y a todo esto, no piensen que los retoques son de su cara quitándose diez años o de su cuerpo adelgazado artificialmente, sino que son de una falda de cuadros más ancha de lo normal, una mano borrosa, un puño de chaqueta raro, una cremallera que brilla de manera antinatural… En fin, que no discuto que lo de retocar en plan cutre una foto aparentemente oficiosa pero con carácter oficial no sea una torpeza, pero este revuelo mundial, se me escapa.

En la era de los filtros imposibles y el deepfake, el escándalo es esta foto y lo peor es que los medios llevamos a portada la nada más absurda que se genera en las redes sociales. Menos mal que todo esto viene acompañado de la fugacidad: todo brota y se diluye a la misma velocidad. Asustaba lo de la sociedad líquida y ya vamos por la gaseosa.