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Tiquismiquis

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
martes 03 de agosto de 2021, 11:21h

Tiquismiquis es una expresión coloquial que no equivale a remilgos o pellizcos de monja, aunque sus cuatro “ies” la hacen sonar a incidente menudo. Su origen es la expresión latina “Tibi mihi” que significa de mi parte para ti o viceversa y, como tales, sin medir su trascendencia, podemos describir los roces que cultivan con frecuencia los equipos de Pablo Casado y Santiago Abascal. Roces lamentables y solo beneficiosos para la coalición de Pedro Sánchez y sus coaligados comunistas. Los tiquismiquis entre PP y VOX son roces naturales propios del origen de VOX como disidencia del PP. Justificados o inflados artificiosamente por intereses electorales, nunca han sido suficientes para impedir los triunfos de la derecha frente a la izquierda en las diversas ocasiones en que estos fueron posibles en áreas territoriales. Pero nunca se ha conseguido superarlos en unas elecciones generales. Quizá porque sea más difícil establecer acuerdos entre una fuerza mayor y una menor. Por el contrario, los partidos de la izquierda siempre han sido capaces de evitar tensiones para beneficiar a Sánchez.

En la izquierda está instalada la coalición de PSOE y Podemos, a pesar del gran perjuicio que para el socialismo ha representado insertar elementos comunistas en el seno de un gobierno democrático que pretende sobrevivir en el área occidental de la política. Por supuesto que es un mal ejemplo a pesar del poder conseguido y mantenido por esta coalición. Es posible que a Pedro Sánchez le hubiese ido mejor si se hubiese inclinado hacia posiciones de centro cuando aún podía. Pero, con todo lo que tiene su coalición de aberrante y perjudicial para el papel de España en el mundo, es cierto que le está sirviendo para prolongar más de lo que se esperaba un gobierno mal apreciado por la opinión nacional e internacional. La coalición sociocomunista de Sánchez se hizo desde el Gobierno y para mantenerlo con las facultades y prebendas manejables desde su presidencia. Este es un procedimiento más fácil que los acuerdos entre los partidos de oposición que compiten por espacios electorales compatibles. Estar en la oposición disculpa y explica los errores tácticos que distancian a dos agrupaciones cuya españolidad y constitucionalismo es patrimonio común de patria, no de “matria”. Pero las circunstancias han variado desde que todos los sondeos de buena fe indican que PP y VOX suman, aunque con sumandos desiguales, la indiscutible mayoría absoluta capaz de desplazar de la Moncloa a Sánchez y su comité sociocomunista. PP y VOX y solo PP y VOX, ya que otras ocurrencias o combinados no pasan de ser fantasmas hiperbólicos del pasado reciente.

El incidente de Ceuta no es un tiquismiquis menor porque la abstención que permitió declarar a Abascal “persona non grata” no solo fue improcedente por tratarse de alguien a quien el PP debe ayudas institucionales sino porque, además, el PP se había declarado en otras ocasiones como contrario a estas estigmatizaciones personales contra cualquier clase de políticos. Por ello no es nada extravagante que VOX haya reclamado reparaciones tales como la iniciativa de una propuesta de revocación de la innoble práctica. El PP debe ser consciente que VOX es como una lapa adherida a su caparazón de la que no se liberará en plazo previsible y cuya capacidad como complemento mayor o menor puede ser imprescindible en las próximas elecciones generales. VOX no será nunca un rival con capacidad de gobierno pero forma parte de la alternativa real contra el PSOE y su comité comunista y, añadido o negociado, es un elemento útil para variar el rumbo a que está sometiendo a España la alianza del Gobierno central con el separatismo y los anticonstitucionales. Hay un lazo superior que une al electorado del PP con el de VOX y que no puede romperse ni por una tormenta de verano ni por un invierno desabrido, ni por la distancia entre sus dirigentes.

Es evidente que la gran fuerza que España necesita para librarse del camino desastroso por donde la conduce Sánchez tiene dos protagonistas con sus propias ambiciones personales de liderazgo y que no bastará con que Casado le diga a Abascal que le cederá dos o tres ministros sin operatividad como hizo y repite el manipulador de la Moncloa. Tampoco esa fuerza sentimental y política que se manifiesta, hasta ahora, por medio de las encuestas, permitiría un apaño facilón. Guste más o menos, estas dos opciones no van a devorarse una a la otra, como el pez grande que se come al pez chico. O Casado y Abascal demuestran categoría para superar sus tiquismiquis y establecer una estrategia convincente, compartida y sin roces o, como siempre sucede en la historia, surgirá una tercera persona capaz de interpretar los sentimientos básicos del pueblo desde mayor altura.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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