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¿PP + Vox?

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
jueves 17 de febrero de 2022, 11:55h

Parece que en Castilla y León ganó el centro-derecha. Pero no es así para Pedro Sánchez ni para Pablo Casado. Solo ganó una parte. La otra está apestada. Ganó el electorado de centro-derecha pero sus dirigentes son incapaces de administrar pragmáticamente este éxito como tampoco son capaces de entenderse entre sí mismos.

El perdedor Pedro Sánchez -no el lloroso Tudanca- ha tenido el cinismo de ofrecer abstención a Mañueco para que gobierne en solitario si el PP pone un cordón sanitario contra VOX en todo lugar y en toda ocasión, por considerarlo un peligroso extremismo, mientras él suma cuantos comunistas, separatistas o terroristas jubilados existan en su bloque de investidura y en su colchón parlamentario.

Él puede jugar con todos y el PP suicidarse con una indigestión de votos que no sabe o no quiere digerir. La excusa para unos y otros es la falsedad de que en este país todo el mundo es progresista excepto VOX. Algunos estrategas fallidos del círculo de Casado parecen temer más a VOX que al sanchismo y creerse la consigna de gobernar solos mientras Sánchez gobierna con quien quiere. Tú –Le dice Sánchez a Casado– a gobernar solo como alternativa única que yo te espero aquí, sentado en la Moncloa, con todo el pluralismo imaginable contratado a precio de saldo.

A Sánchez no le importa saber que los flotadores que lo mantienen vivo con dificultades en el Parlamento están vacíos de apoyo popular y que, tras sus ridículos resultados unipersonales, Ciudadanos y Podemos, los que le permitieron consolidar su Reforma Laboral, con el apoyo torpe del diputado Casero, del círculo estratégico de Casado, significa que ya carece de cómplices en su irreversible declive.

Le queda Yolanda Díaz para intentar reclutar un nuevo “frente amplio” progresista. Para Sánchez “progresismo” es lo que aparentó serlo el pasado siglo XX, es decir, el Muro de Berlín, el Che Guevara, la poesía de Mao y la universidad de Nanterre.

Pero ese supuesto progresismo se ha convertido en una regresión al pretérito. Frente a ese viejo mundo de un progresismo apolillado las nuevas derechas son la modernidad que apoyan los votantes de hoy y lo decepcionante es que los partidos que tienen el viento en popa de la modernidad no sepan qué hacer con este regalo que les ha traído el paso del tiempo.

Casado ha dicho una hermosa frase: “Nuestros principios son nuestras condiciones”. Pero sería conveniente que precisase cuáles son tales principios y le reclamase a VOX cuáles son los suyos y comprendiesen cuáles eran coincidentes y urgentes, cómo salvaguardar la unidad de España, reconstruir su Estado y desplazar a Sánchez del poder y cuáles podrían reservarse para un futuro más propicio.

También sería razonable que valorasen si, como dice Isabel Díaz Ayuso, los gobiernos de coalición son “un auténtico infierno” y negociasen algún acuerdo sin calor infernal que permitiese unir la mayoría de escaños en torno a los principios comunes urgentes desde la presidencia de la nueva cámara legislativa que pactase los objetivos de una legislatura sin cocinar en el horno a un Mañueco como ganador minoritario.

Lo imposible es olvidar la frase de Isabel Díaz Ayuso en un mitin de la pasada campaña que fue el más destacado banderín movilizador contra la pereza electoral: “Prefiero pactar con Ortega Lara que con sus secuestradores”.

Fue el pronóstico del resultado y la réplica profética al abstencionismo con falsete que predica Sánchez y los oportunistas alcaldes de Valladolid y León. “No rebuznaron en balde el uno y el otro alcalde” como escribió Cervantes en El Quijote.

Todas las ofertas con trampa desde el descrédito de un Gobierno sociocomunista flanqueado con separatistas y terroristas jubilados son redes para pescar peces centristas incautos y cautivarlos en el copo de mallas irrompibles del “progresismo” sanchista. Los tres escasos diputados de ventaja sobre el PSOE que consiguió esforzadamente Mañueco, con una labor de cercanía y los ecos de Isabel Díaz Ayuso con su lema “libertad o socialismo” no son aprovechados por los cálculos inescrutables de los estrategas fallidos del adelanto electoral pero son suficientes como punto de apoyo para orientar una convergencia con futuro.

La demonización de VOX, que no ha asesinado a nadie ni conspira contra la unidad del Estado ni contra la Constitución ni contra la monarquía, parte de considerar a dicho partido “ultraderecha”, palabra maldita que siempre se utiliza y se utilizará contra todo aquél que se sitúe a la derecha del PP y, consecuentemente, pueda sumar más o menos escaños a los del centro-derecha mayoritario. Es la fórmula mágica para la perpetuación del sanchismo que, en el caso de VOX, desfigura su carácter de disidencia insatisfecha y quizás recuperable del PP y no de secta lepenista, para aprovechar la rivalidad de sus dirigentes e impedir el acercamiento natural a que tienden sus bases electorales.

Es evidente que no hay ningún votante del PP o de VOX que no se hayan alegrado con los resultados de Castilla y León. El amargado es Sánchez y el PP no debe consolarlo piadosamente con su aislacionismo sino atender a los sentimientos de sus electores y a los intereses de España. Pero, también, lo que todos lamentan es que el PP no sea capaz en tiempos favorables de asear su propia casa.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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