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Las mascarillas y la ceremonia de la confusión

jueves 21 de mayo de 2020, 08:06h

A partir de hoy, y según la “nueva Orden del Ministerio de Sanidad”, el uso de las mascarillas será obligatorio para todos y en todos los lugares, tanto cerrados como abiertos, incluso para salir a pasear, excepto los niños menores de 6 años. Una nueva instrucción que viene a alimentar aún más la “ceremonia de la confusión” que estamos viviendo todos desde el principio del “estado de alarma”, que se acaba de prorrogar de nuevo hasta el 7 de junio. La verdad es que nadie podía pensar que, como consecuencia del Coronavirus, todos los ciudadanos tuviéramos que hacernos verdaderos expertos en la lectura del BOE, que como en este caso, vuelve a obligarnos a “leer la letra pequeña”, que será la parte a la que muchas personas se “agarrarán” para justificar el hecho de no llevar la mascarilla, entre las que me cuento siempre que pueda mantener la “distancia física de seguridad”.

Por otra parte, desde hace unos días escucho a nuestros gobernantes, incluso a Fernando Simón, que la “distancia física”, que no debe ser distancia personal ni social, tiene que ser ahora de 2 metros, y así nos obliga esta nueva Orden Ministerial, sin apoyarse en ningún estudio científico que haya demostrado con evidencia, por la que ya no sirven los consejos que todos llevamos dando desde hace mas de 2 meses de que la “distancia de seguridad” es de 1.5 a 2 metros.

Y si esta nueva Orden parte del Gobierno, debe ser el Gobierno quien ofrezca las mascarillas para que todos las podamos recoger, “una al día”, en las Oficinas de Farmacia, con tan solo presentar la tarjeta sanitaria o nuestro DNI o NIF, en el caso de mutualistas. Y no, no estoy pidiendo “mascarillas gratuitas”, porque no sería justo utilizar este manido adjetivo, toda vez que “la sanidad no es gratuita”; está financiada por el Gobierno, sí, pero gracias a nuestros impuestos; la sanidad pública es “universal”, pero “no gratuita”.

En cuanto al uso obligado de mascarillas merece la pena destacar algunos puntos, para contribuir a neutralizar esta ceremonia de la confusión:

  • Es obligatoria en los transportes públicos, en los lugares cerrados y los espacios abiertos, “siempre que no se pueda mantener la distancia física de seguridad”. ¿También para pasear?
  • Las personas con problemas de salud que contraindiquen la utilización de la mascarilla (autismo, enfermedades respiratorias crónicas, estados de ansiedad, personas dependientes o discapacitadas que tienen contraindicada su utilización, etc.), estarán exentas del uso obligatorio de la mascarilla. Pero ¿Cómo hacerlo en el transporte público? Yo creo que es muy sencillo: En el autobús, reservar las dos últimas filas de asientos y señalados convenientemente, y en el metro lo mismo en el último vagón.
  • ¿Y en el deporte, estamos obligados a llevar la mascarilla? Esta Orden dice textualmente: “la obligación no será exigible en el desarrollo de actividades en las que, por la propia naturaleza de estas, resulte incompatible el uso de la mascarilla”. Curioso, el propio Dr. Simón defiende que el deporte está incluido dentro de este epígrafe. Yo siempre he defendido que no debe ser obligatoria la mascarilla para hacer deporte, pero lo que si es obligatorio es que los deportistas respeten al menos 4 metros de distancia física con el resto de las personas, por su fuerza de exhalación al respirar y por el rebufo del aire.
  • ¿Y qué significa que también estarán exentas las personas que se encuentren ante una “causa de fuerza mayor o de situación especial”?

¿Y por qué ahora, y no cuando el número de muertos y contagiados eran tan altos, desproporcionados e inadmisibles? Bueno, el mismo Dr. Simón nos ha dicho que antes no se dictó esta norma porque era “una recomendación que no se podía cumplir”. ¿La podremos cumplir ahora? ¿Tiene el Ministerio mascarillas para todos los españoles y a razón de una diaria?

¿Y si no se cumplen estas nuevas instrucciones? ¿a qué sanciones nos podemos enfrentar? ¿a las mismas que se están enfrentando los cientos y miles de personas que han decidido, defendiendo su derecho a la libertad, manifestarse en distintas ciudades españolas contra las decisiones del Gobierno, pero olvidando el derecho que tenemos los demás, todos, de mantener nuestra salud?

Seguimos sumando muertos, ayer 95 más, y muchas personas se manifiestan sin respetar la distancia física de seguridad, muchas incluso sin mascarilla, poniendo en riesgo su vida, la de sus hijos, la de sus padres, la de sus abuelos y la de todos, además de la responsabilidad que tendrán por volver a saturar nuestro sistema sanitario, obligando de nuevo a los trabajadores sanitarios a poner en riesgo su salud para cuidar de la nuestra. ¡No hay derecho!

Un último apunte ¿quién y cómo va a controlar si la mascarilla que llevamos ha caducado, porque la llevamos puesta durante 5, 6 días o más, por inconsciencia o porque muchas personas no podrán desembolsar los 30 euros mensuales que cuesta una mascarilla al día? Porque lo diga quien lo diga, las mascarillas quirúrgicas, que son las más aconsejables, son de “un solo uso” y no se pueden desinfectar, sencillamente porque no es seguro. Como mucho, tienen una vida de 6-8 horas y las podemos distribuir a lo largo de un día, siempre que cuando nos la quitemos la guardemos entre dos paños de papel absorbente y limpios.

En fin… ¿hasta cuando esta ceremonia de la confusión? Mientras tanto tengan en cuenta que llevar la mascarilla es un ejercicio de generosidad, de responsabilidad y de solidaridad… ¡Yo te protejo, tú me proteges!

Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud; Universidad Complutense de Madrid.

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