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La familia y una más

sábado 15 de octubre de 2022, 11:10h

Cuando aún resuenan en nuestros castos oídos aquella declaración de la entonces ministra de Educación del gobierno Sánchez, Isabel Celáa –hoy nuestra insigne y esforzada embajadora ante la Santa Sede-, declarar aproximadamente aquello de que nuestros hijos no son nuestros hijos sino del papá Estado, ahora la número dos de la ministra Irene Montero, la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, niega la familia natural al tiempo que la extiende a los compañeros de piso.

Rodríguez ha declarado públicamente que el gobierno está preparando una ley para 2023 en la que se contemplará que el concepto legal de familia incluya, además de las parejas homosexuales o monoparentales que ya se consideran como tales, a los compañeros de piso: «A veces se convive entre varios compañeros de piso y eso también debe ser reconocido como núcleo familiar».

El índice de ocurrencias surgidas desde la sede del ministerio de Igualdad supera con mucho la media del resto de sedes ministeriales, incluida la del compañero Garzón, Consumo, que ahí le va rozando la estela. Lo malo no es eso, sino que, al final, y por inaudito que parezcan, todas esas avanzadillas, globos sonda, dimes y diretes, acaban de verdad en forma de leyes.

Si los sondeos preelectorales van en serio y Núñez Feijóo sucede a Sánchez como nuevo inquilino de la Moncloa, me parece que ya tiene trabajo en ir derogando buena parte de estas iniciativas surrealistas y absolutamente innecesarias.

No me imagino como parte de mi familia a aquella gestora de la pensión en Huertas, en pleno Barrio de las Letras, en la que recalé a mediados de los 70 del pasado siglo, cuando formé parte por vez primera de esa legión de provincianos que llegamos a Madrid para convertirnos en madrileños al día siguiente. La mujer era como una mosca cojonera –con perdón-, que andaba persiguiéndome por los pasillos para apagar las luces que, al parecer, me iba dejando encendidas siempre.

Siguiendo esta docta doctrina emanada desde Igualdad, me veo obligado también a renegar públicamente como familiar de un caradura con el que compartí piso un tiempo, en la zona de Argüelles, que fingía ataques epilépticos para sacarnos los cuartos a base de explotar esto que ahora se llama empatía, una actitud que no merecen los aprovechados como aquel rubito de ojos azules que, además, utilizaba a sus frecuentes conquistas del otro sexo con idénticos fines que los que aplicaba a sus compañeros de piso. Familiares como este son sencillamente despreciables e ilegales.

Supongo que a Ángela Rodríguez no se le habrá ocurrido pensar las implicaciones jurídicas de todo orden que suscitaría un cambio social tan profundo como ese. Claro, en realidad, lo único que le importa a ella y al resto del ministerio de Igualdad es destrozar la unidad familiar y con leyes como la anunciada se habrá conseguido. Luego, los asuntos fiscales, hereditarios, de registro civil, y unos cuantos etcéteras más, se la trae al pairo. Vamos que uno, que va ya para cinco décadas con su parienta, tendría que haberse cuidado de tener al día los cuatro o cinco libros de familia previos , los de esas otras familias de piso. Y algunos jóvenes de hoy en día, seguro que ya van por la familia número 30….

Con estos bueyes -o con estas vacas-, son con los que hay que arar el futuro de esta sociedad. Iba a decir española, pero estoy seguro de que muy pronto los intelectuales que por centenares asesoran al gobierno, saldrán en tromba para desmentirme y, de paso, asegurar que esto de la familia tradicional no es España, que la Constitución del 78 es agua pasada y que no hable mucho de monarquía constitucional porque esa institución huele a naftalina que se las pela.

En fin, que, si llega esa ley a hacerse realidad, que Dios nos pille confesados y, eso sí, fuera de nuestra familia de piso o de pensión. De no ser así, vaticino ya un incremento bestial de los índices de suicidios y de consumo de ansiolíticos como nunca antes habrá conocido sociedad moderna alguna.

Esto es lo que traen consigo estos viajecitos turísticos a Nueva York en Falcon. Les recuerdo que la secretaría de Estado y colega de Irene Montero, y su compañera de viaje en el polémico periplo a EEUU iban acompañadas por la condenada Isa Serra y allí, entre chupito y chupito, las ideas surgen como las setas en otoño. También las venenosas.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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