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El voto del Diablo

martes 31 de enero de 2023, 13:27h

Por un lado, Pablo Iglesias, el civil desde que abandonó la política, (emoji de sorpresa mayúscula e incredulidad máxima) amenaza a Sánchez con las diez plagas de Egipto como se le ocurra pactar la ley de Solo Sí es Pos-la-Cagamos con nadie que no sea él, él mismo y su misma machistidad.

A Iglesias le parece mal que los dos partidos mayoritarios que suman 209 escaños, la más absoluta de las mayorías incluyendo la mítica de Felipe González en 1982 con 208 escaños, lleguen a ningún acuerdo. Iglesias es Napoleón, pero en plan distorsión de LSD que es lo que se lleva ahora, y para Josefina hay varias candidatas, todas ellas pobres de espíritu y conocimiento, todas ellas bien colocaditas -mantenidas se decía antes, ponme una boutique, ponme una pelu- aún a costa de dañar a España y a los españoles, como es el caso de Irene Montero, la Leire Pajín del momento, la Ana Mato de la teta gratis, la Ángel Acebes de los teleñecos hodiernos.

A Iglesias le molesta un gran pacto entre las fuerzas con mayor número de escaños, constitucionalistas ambas, pero le rechifla y acomoda que Sánchez pacte sus leyes con cualquiera siempre y cuando sea extremista -filonazi como ERC, filoterrorista como BILDU- o que simplemente quiera la disolución de España como nación y para esto último viene bien cualquier nacionalista ultraísta.

Queda un calvario hasta las elecciones, pero llegarán. Esta semana Máximo Huerta, escritor y fugacísimo ministro de cultura, contaba en TV que cuando fue a presentar su dimisión y explicarle al presidente los detalles de sus irregularidades fiscales, Sánchez se limitó a mirar por la ventana hacia el horizonte en actitud ticoscópica y lamentarse ante el dimisionario “La cosa es qué dirá ahora la historia de mí”. ¡Y llevaba apenas unos días de presidente!

Que los políticos actuales son una birria es obvio; que el sistema parlamentario ha desaparecido bajo el azote de un gobierno con tendencias totalitarias, también. No saben ni hacer leyes -cosa facilita si sigues el libro de instrucciones, te dejas aconsejar por el equipo jurídico del estado y trabajas un poquito sobre tu mesa ministerial-, mucho menos gobernar.

Estos líderes de la liDeración resiliente gobiernan a base de decretos ley, lo que muestra su pobreza intelectual, decretos que encima componen mal, lo que demuestra su pereza laboral permanente, y que tapan sus múltiples, profundas y continuas cagadas con bobadas como Ione Belarra marcando a un ciudadano particular con la misma virulencia con que Goering señaló a los judíos, o fotografiándose como una virgencita. O sacando a Echenique a escupir bilis por las emisoras matinales contra los fachas con toga, o envían a la horda de bots twiteros a repetir, eco sin voz, las falacias de sus gerifaltes.

En el año de las chuches y las subvenciones sin respaldo en los ingresos en el presupuesto; en el año de la comensalía y el clientelismo de la Roma de Augusto, estos muchachitos van a acabar por rematar el país en una tómbola -nada más democrático, equitativo e inapelable que una rifa- con piñata rellena de cosas del chino.

Montero, un ejemplo, conocida entre la parte socialista del gobierno como la más vaga entre los vagos, es la ministra con más asesores (clientes) que Justicia, Defensa e Interior. Por supuesto, cada asesor tiene a su vez su camarilla de subasesores (clientes de los clientes) quienes, a su vez, han tejido un entramado como el de la Roma imperial, que baja y baja y baja (clientes de los clientes de los clientes) hasta diseñadores gráficos que cometen delito de plagio, secretarias que dan biberones y cambian pañales en Villa Galapagar o simples bocazas que se prodigan por todo tipo de jornadas, seminarios y desayunos all included para hablar de integración LGTBIQRSTUVXYZ y repetir cada treinta segundos la ultraderecha de PP y Vox son servidores de Agares, el Gran Duque Infernal que comanda 31 legiones de demonios, y han venido para comernos.

No espero mucho de la nueva legislatura, ni sé qué voy a votar, puede que ni vote. Lo que sí sé es que, pase lo que pase, no voy a votar al PSOE, mucho menos a los mocosos desnortados. No voy a ser tan tonto por segunda vez y no voy a mantener una comensalía abierta y gratuita para los clientes políticos de estos neocaciques.

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