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OK boomer

lunes 03 de febrero de 2020, 13:54h

Si contestas con un twit de más de cien caracteres o intentando argumentar intelectualmente, la respuesta que recibes invariablemente es OK Boomer. Es una forma estúpida de despreciar a cualquiera que no pertenezca a la legión de ágrafos que conforman las hordas nacidas después del 99, aprox.

Todas estas personas han sido retratadas por la prensa como la generación “mejor preparada de la historia”, pero es una falacia absoluta. Para empezar, casi todos se han educado bajo ese engendro denominado LOGSE en el que para aprobar el único requisito era ir cumpliendo años. Para seguir, es la generación con mayor porcentaje de abandono escolar temprano de las últimas tres décadas y el ratio de quienes dejan de estudiar pasada la enseñanza obligatoria (18%) es precisamente el más alto de toda Europa (la media europea es de 11,7%). Por supuesto, el informe PISA corrobora estos datos con dolorosa certeza: estamos criando una generación de cenutrios con esmarfón sin comprensión lectora alguna e incapaces de sumar de cabeza.

Las carreras universitarias “antes” eran de cinco cursos lectivos en los que se aprendía no solamente la materia técnica específica, sino que también se profundizaba en otros temas con asignaturas aledañas que siempre ayudaban. Desde hace unos años las carreras se han reducido en un año y ya hay un montón de ellas que se cursan en tres. Por supuesto, el currículo escolar sigue la misma senda: nadie sabe ortografía (solo hay que leer cómo escriben en las RRSS), ni aritmética elemental (una división por dos cifras es un suplicio para cualquier menor de 30 años), ni historia (Franco fue un rey de España, Adolfo Suárez un constructor de aeropuertos), ni geografía (Almería es un pueblo de Galicia, Cataluña tiene dos provincias, el Guadiana es una montaña). Eso sí, todos conocen los nombres y pasos de los más de 50 bailes de Fortnite, un juegucho de móvil que está provocando más fracaso escolar que cerrar todos los institutos y colegios de España durante un año entero.

Toda esta patulea de analfabetos funcionales está ya escribiendo en medios de comunicación porque consiguen 500.000 seguidores en un día (ostie, pilotes) o millones en un video contando como “joder” (sic) a los vecinos (El Rubius) o esa mujerona vanidosa y amargada que atiende por Soy una Pringada y que, simplemente, odia: odia a los heterosexuales, odia a los trabajadores, odia a los escritores, odia a los arquitectos, odia a los españoles, odia los libros y ama Telecinco, lo que equivale a odiar todo lo que de bueno haya en los humanos. Los casos se multiplican más que exponencialmente y hay ya una generación convencida de que la Isla de las Tentaciones es arte felliniano y el grito Estefaníaaaa, versión hortero-moderna del grito de Tarzán, la mismísima Novena Sinfonía.

Ya tenemos alcaldesas como Ada Colau, incapaz de acabar segundo de filología pero youtuber adultescente con un canal que da más vergüenza que rabia. Sumemos que los líderes políticos de casi todos los partidos son pura mediocridad (salvemos a Aitor Esteban y a Pablo Iglesias como excepciones a la regla que, seguramente, confirman) al más puro estilo aquella Leire Pajín de infausto recuerdo, y esto sucede porque en un mundo en el que El Rubius o la Pringada ingresan cientos de veces lo que un científico o un profesor, no caben el conocimiento ni la cultura, solo la estupidez inmediata que tan rentable es para los que mandan hoy pero que van a dejar, no ya hambre, sino indigencia para mañana, pasado mañana y al siguiente. Con este panorama lo raro es que Vox no acabe arrasando con mayoría absoluta. En fin, la única esperanza que nos queda es que no hay mal que cien años dure ni cristiano que lo aguante.

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