www.diariocritico.com

Neruda en confianza

jueves 05 de octubre de 2023, 12:58h

Mientras distintas entidades de todo el mundo conmemoran el medio siglo de la muerte del poeta Pablo Neruda, en estos días en los que la jueza chilena Paola Plaza está a punto de dictar la sentencia que determine la causa de su fallecimiento, el 23 de septiembre de 1973 y en la Clínica Santa María de Santiago, de resultas del cáncer de próstata que padecía o por envenenamiento vil, el restaurante madrileño La Fonda de la Confianza, ha tenido a bien solemnizar el luctuoso acontecimiento en clave manducaria, formulando un menú evocador de los dos años de estancia del Nobel en Madrid.

Iniciativa encomiable y extremadamente oportuna cuando se trata, como es el caso, del bardo gastronómico por excelencia que dedicó odas y escritos a la alcachofa, a la papa frita, al bistec de hígado, al caldillo de congrio, o a las croquetas de cervatillo; del poeta que escribió: “Quiero sonetos comestibles, / poemas de miel y harina”; del hombre que exaltaba la amistad y que creía que: "... la alegría de convivir es la alegría de concomer", porque "la camaradería no sólo debe ser generosa, sino sabrosa".

Fonda de la Confianza Para la cena nerudiana-coquinaria-madrileña, el alma pater de La Fonda de la Confianza, Paco Patón, luminaria inextinguible de lo que fue, pudo ser, y aún quedan esperanzas de que sea la hostelería española, ha preparado un menú que abre plaza con las Croquetas manolas, que Neruda, Federico García Lorca, Concha Méndez, Luis Cernuda, María Teresa León, Rafael Alberti, Maruja Mallo, Luis Buñuel, Delia del Carril, Miguel Hernández y otros del 27, tomaban en Casa Manolo, calle Jovellanos, 7, casi enfrente del Teatro de la Zarzuela y a un paso del Congreso de los Diputados, donde su barra, sus percheros, su enorme caja registradora y por encima de todo sus croquetas, siguen tal cual las dejó Neruda.

En la ordenada y vistosa cuadrilla, siguen las Alubias a la bretona, que la misma o similar parroquia se embaulaba en la Taberna de Pascual o Casa Pascual, en el número 14 de la calle de la Luna, hoy 16, que abrió sus puertas en los inicios del siglo XX. Anunciada en prensa como Pascual Álvarez, vinos y comidas durante las primeras décadas, pasó a llamarse Casa Álvarez, y final y formalmente Restaurant Casa Pascual a partir de los años treinta. El local permanece cerrado desde hace años tras un mugriento cierre metálico, pero unos metros más arriba subsiste una de las boticas más antiguas de Madrid, la Farmacia Cardona, allí establecida desde el año 1833 y que con cierta asiduidad visitaban los artistas del 27 y tiempo antes doña Emilia Pardo Bazán, inspiradora del nombre La Fonda de la Confianza, que es la venta o ventorro que aparece en un episodio trascendental de su novela Insolación. Todo concurre, todo concuerda.

“Madrid recuerda a Pablo Neruda”, la placa conmemorativa en la Casa de las FloresCambia el tercio con Palometa frita, que el protagonista de la historia degustaba casi de cotidiano en una taberna en los bajos de la Casa de las Flores, donde residió durante su aventura madrileña y sita en la calle de Hilarión Eslava, 2 en el barrio de Argüelles; un bloque de viviendas diseñado por el arquitecto alemán Michael Fleischer por encargo del Banco Hispano Colonial, que se terminó de construir en 1931, el año de la proclamación de la II República y tres antes de la llegada de Neruda a Madrid.

Hoy ya no queda rastro del bar donde el poeta tomaba esas pimpantes tajadas del pescado que él conocía como reineta. Tampoco de la casa de comidas aledaña en la que se metía entre pecho y espalda un filete con judías y una botella de vino de Valdepeñas, al precio de una peseta. Al menos, que es más que nada, el caminante puede seguir admirando el edificio, casi totalmente en derribo tras los bombardeos durante la Guerra Civil, posteriormente reconstruido y declarado Monumento Nacional en 1981

Allí se instaló para la historia, parece que por consejo de su buen amigo Rafael Alberti, y allí encontró un espacio, la terraza del edificio, que ni pintado para recibir a su tropa intelectual y poética, básicamente española, con alguna notabilísima excepción, como la de la italiana y universal Tina Modotti, pionera inmensa del fotoperiodismo, fedataria gráfica del movimiento muralista en el México posrevolucionario, y artífice de la publicación del poemario Vientos del pueblo de Miguel Hernández, editado por Socorro Rojo en la Valencia leal de 1937, que luchaba por detener la barbarie nazi-fascista que se abismaba sobre el mundo.

El viaje gastronómico que el maestro Patón ha concebido para la ocasión, concluye pues con el cóctel que Neruda ofrecía en aquella terraza a su pandi y que bautizó como Croquetelón, a base de Cointreau, licor francés de cáscaras de naranja; coñac, desde hace mucho tiempo nominado brandy; champagne; y zumo de naranja.

El libro 'Neruda, el llamado del poeta'A tan garboso banquete, han asistido Mark Eisner, formado en el Departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Stanford, escritor, traductor, productor de documentales, y, lo que más viene al caso, autor del libro Neruda. El Llamado del Poeta, publicado en 2018, que se constituye en una biografía intensa del poeta chileno, producto de quince años de investigación exhaustiva en la cual se incluyen muchas entrevistas directas con miembros del círculo íntimo de Neruda, quienes le facilitaron detalles poco conocidos de la vida de esta gran figura pública. Por añadidura, Eisner fue editor en 2004 de la obra The Essential Neruda. Selected Poems, y productor de un documental sobre Neruda, con el apoyo de Latino Public Broadcasting, que en su versión inicial narraba Isabel Allende, y que recibió un Premio al Mérito de la Asociación de Estudios Latinoamericanos; Remedios Renog, docente, fotógrafa y presidenta del Ateneo Popular Tina Modotti, quien desde hace tiempo está embarcada en el proyecto de seguir los pasos y dejar testimonio gráfico de la peripecia vital del personaje, entre los que en esta ocasión cabe destacar la imagen de la tumba de Tina en el Panteón de Dolores de la capital mexicana, acompañada con algunos de los versos que recitó Pablo Neruda en su entierro; José María Velázquez-Gaztelu, poeta, flamencólogo y cineasta español; Beatriz Letelier, consultora de comunicación chilena; y quien esto escribe y suscribe, en calidad de autor del libro Vidas casi paralelas y viento del pueblo, Miguel Hernández y Tina Modotti, en el que la figura de Pablo Neruda se entremezcla con las de los dos protagonistas de la obra.

Tumba de Tina con los versos de Pablo Neruda (Foto de Remedios Renog)

De tan feliz iniciativa probablemente quedará recuerdo para la historia y La Fonda de la Confianza dejará su huella de memoria lírica como en su día lo hiciera la Taberna Pascual en el poema que con el título A José Caballero, desde entonces, Neruda escribió en su Isla Negra en marzo de 1970: “Dejé de ver a tantas gentes,/ ¿Por qué?/ Se disolvieron en el tiempo./ Se fueron haciendo invisibles (…) Dejé la calle de la Luna/ y la taberna de Pascual./ Dejé de ver a Federico./ ¿Por qué?/ Y Miguel Hernández cayó/ como piedra dura en el agua,/ en el agua dura./ También Miguel es invisible./ De cuanto amé, qué pocas cosas/ me van quedando para ver,/ para tocar,/ para vivir”.

Madrid, presente, ahora y siempre.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios