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Sostiene Farrusco

lunes 29 de abril de 2024, 14:26h
Imágenes de Farrusco
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El pasado jueves por la mañana le envié un mensaje a Farrusco felicitándole por el medio siglo de aquel 25 de abril en el que los soldados portugueses se echaron a la calle para sacar a su pueblo de la ignominiosa dictadura, y para acabar con una sangrienta y ruinosa guerra colonial que había agotado a la ciudadanía mientras sus dirigentes seguían haciendo pingües negocios. A la tarde me contestó: “Saúde. Obrigado. Estou com´óbito. Falleceu a esposa/ “Saludos. Gracias. Estoy muerto. Mi esposa falleció”. Me quedé de piedra, consternado y abatido.

Seguramente que algunos estarán pensando que a qué diantres viene que les cuente un asunto personal, por ello conviene aclarar que más allá de lo individual y subjetivo, me estoy refiriendo a un personaje de dimensión internacional, Joaquim António Lopes Farrusco, el llamado “Ché Guevara africano-portugués” y personaje central de la novela Un día más con vida, del maestro de reporteros de guerra, el polaco Ryszard Kapuściński.

Kapuściński en AngolaRetomemos la historia. Tras la Revolução dos Cravos/ Revolución de los Claveles, en abril de 1974, los militares demócratas triunfantes iniciaron las negociaciones para acabar con su imperio colonial: Guinea Bissau, Mozambique y, muy especialmente Angola, la joya de la corona en el tablero internacional. Un país rico en petróleo y diamantes, aunque con uno de los índices de mortalidad infantil más altos del mundo y un dramático pasado como mayor proveedor de esclavos del planeta a lo largo de la historia. En septiembre de 1975 (cinco meses después de la caída del palacio presidencial de Saigón, que sentenciaba la derrota sin paliativos de EEUU en la guerra de Vietnam), las negociaciones estaban llegando a su fin. Portugal había conseguido que firmaran el Tratado de Albor las tres partes en litigio: el Frente Nacional para la Liberación de Angola (MPLA), de orientación socialista y que contaba con el apoyo del 90% de la población angoleña; la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) y el Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA), financiadas y dirigidas por la CIA, con el apoyo del gobierno racista de Sudáfrica. En el Tratado se establecía la declaración de independencia para el 11 de noviembre de 1975.

Dos meses antes, había empezado la salida de los colonizadores. Primero abandonaron el país y en avión, la policía, los bomberos y los altos funcionarios. Luego siguieron por vía marítima los colonos, que, a la desesperada, intentaban salvar la mayor parte de sus bienes. Todo no cabía en los barcos y el puerto de Luanda se convirtió en una ciudad de madera y contenedores. Y en aquel caos aterrizó Kapuściński, veterano en tareas de reporterismo en África, quien tras muchos años de trabajo huyendo de los estereotipos y lugares comunes, en 1998 había publicado Ébano, un libro galardonado con el Premio Viareggio a la mejor obra literaria del año

En la capital de Angola todo era un maremágnum de proporciones bíblicas, que los locales resumían en una palabra: confusão. El muy fino instinto periodístico de Ryszard, que para los angoleños era Ricardo, olfateó inmediatamente la diana de la noticia en el frente sur, amenazado por Sudáfrica y solo defendido por Farrusco y medio centenar de sus hombres en el enclave de Pereira De Eça. El reportero polaco no consiguió que la autoridad local aceptara ayudarle en una empresa a todas luces suicida, pues se trataba de un enclave a 1.500 kilómetros de Luanda al que había que arribar por un camino infestado de enemigos. Pero Ricardo logró convencer a su Comandante Carlotacolega angoleño Arthur Queyroz para que le acompañara en coche hasta Benguela, casi en tierra de nadie. Una vez allí negoció con Jorge de Morais, “Comandante Monty”, responsable del MPLA en la zona, para conseguir una escolta. Se le asignó un pequeño grupo de soldados al mando de Carlota Machado, la “Comandante Carlota”, una mujer hermosa, brillante estratega y comprometida con el proyecto de lograr la libertad para pueblo y una vida digna para su infancia, vapuleada por el hambre, la enfermedad y el analfabetismo. La expedición, acosada por la guerrilla enemiga, se interrumpió para Ricardo, que hubo de regresar, mientras que Carlota se enfrentaba al enemigo superior en número. Murió luchando y horas después de haberle pedido algo muy concreto a Kapuściński: “Asegúrate de que no nos olviden”.

Con la ayuda del periodista y cámara portugués Luis Alberto Ferreira, y a bordo de un Citroën DS “Tiburón”, consiguieron llegar al puesto avanzado de Farrusco, un militar portugués que había llegado a Angola formando parte de un grupo de élite como comandante paracaidista y que no tardó en comprender que no les habían mandado a ayudar a los angoleños, sino a exterminarlos. Llegado el momento de volver a su destino en Portugal, decidió cambiar de destino y ponerse al servicio del MPLA.

En las estancias semiderruidas del fortín avanzado, la última línea de defensa, Farrusco y Kapuściński charlaron durante toda la noche, pero al alba, helicópteros de combate, tanques, ejército y artillería sudafricanas estaban empezando a llegar sin previo aviso ni declaración de guerra. Farrusco instó al reportero polaco a que saliera a toda velocidad hasta Luanda para informar de la situación. De nuevo a bordo del desvencijado “Tiburón” y con Luis Alberto al volante, ambos desandaron el camino y consiguieron llegar a la capital. Los dirigentes del MPLA ya habían mantenido previamente conversaciones con el gobierno cubano, que, una vez informado del alevoso ataque sudafricano, decidió intervenir en el conflicto con abundante material bélico, y un contingente humano en el que, según estimaciones de Fidel Castro, más de la mitad eran descendientes de esclavos angoleños. Los cubanos llamaron a su iniciativa “Operación Carlota”, que implicó a unos 377.000 cubanos (entre soldados, médicos, maestros e ingenieros) en honor a una esclava negra de origen lucumí que lideró una sublevación de esclavos en el ingenio azucarero Triunvirato de la provincia cubana de Matanzas el 5 de noviembre de 1843, siendo al poco descuartizada por sus verdugos.

Llegado el día previsto para proclamar la independencia, FNLA y UNITA se negaron a compartir el poder con el MPLA, dando paso a una guerra civil que duraría 27 años, el mayor conflicto bélico de la historia en el África Subsahariana, que dejaría un siniestro rastro de 800.000 muertos, 4 millones de refugiados y unos 100.000 mutilados.

Cubierta de 'Un día más con vida'Tras informar a su agencia de noticias de la llegada del contingente cubano, Ryszard Kapuściński volvió a su país y escribió su libro más personal y querido, Un día más con vida, que, tras una década de trabajo, dos cineastas, el navarro Raúl de la Fuente y el polaco Damian Nenow, convirtieron en una bellísima cinta, película ya de culto, mitad animación y mitad imagen real, con los testimonios de los protagonistas históricos Joaquim António Lopes Farrusco, Arthur Queyroz y Luis Alberto Ferreira, que se estrenó en salas comerciales en octubre de 2018.

Sostiene Farrusco, hoy general hace tiempo retirado, y en estos días hondamente afligido, que toda su peripecia vital le ha hecho una persona, si no feliz, sí plenamente realizada. Por mi parte, profundamente honrado y gozoso de pertenecer a su misma especie.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

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