“Un catalán apadrina a otro”, campaña para salvar al burro catalán

La granja Fuïves de Olvan, en la comarca  del Berguedà, en la provincia de Barcelona  ha puesto en marcha una campaña de apadrinamiento de ejemplares de burros de raza catalana en peligro de extinción. Con el lema 'Un catalán apadrina otro', esta granja propone la posibilidad de apadrinar 91 de los 150 ejemplares que hay en el recinto.
 
Según Joan Gassó, responsable de la granja, la situación económica hace necesario pedir el apoyo de la sociedad para mantener la granja, dónde hace cerca de cuarenta años la familia Gassó inició una tarea de recuperación de esta raza autóctona.

Los apadrinamientos se pueden hacer desde 100 hasta 500 euros anuales, unos recursos que se destinarán tanto a la alimentación como la atención veterinaria de los animales.
 
La Flor, el Trill, la Guapa, el Nabo, la Golondrina o el Traginer son algunos de los burros que se pueden apadrinar a través de tres fórmulas.

La individual, que cuesta 100 euros anuales a cambio de un carné y de poder visitar el animal apadrinado.

También hay la posibilidad de hacer un apadrinamiento en grupo, ya sea una familia, una empresa o una entidad. En este caso, el coste de la acción es de 300 euros anuales.

La tercera fórmula es la apadrinamiento exclusivo para pollinos que todavía no tienen nombre. Esta opción permite a los padrinos bautizar el animal y supone un gasto anual de 500 euros.

El burro catalán estaba hasta hace pocos años en peligro de extinción. De tamaño más pequeño que la mayoria de los burros fue durante muchos años herramienta indispensable para las tareas del campo. Su resistencia hizo que incluso el ejercito norteamericano lo adoptase como animal de transporte, pero la industrialización casi acaba con el noble bruto. Finalmente en la granja de Olvan se decidió salvar los pocos ejemplares que quedaban e incluso la tarea se convirtió en un buen negocio que también la crisis ha puesto en peligro.