domingo 28 de diciembre de 2008, 19:34h
Decían los medios oficiales de la Conferencia Episcopal que la macromisa de las familias que tuvo lugar este domingo en la madrileña Plaza de Colón con el lema 'La familia, gracia de Dios’ no tendría carácter político. Sí lo tuvo: monseñor Rouco, cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, lanzó duras diatribas contra leyes aprobadas por el gobierno socialista de Zapatero como la del aborto, el matrimonio homosexual o la educación para la ciudadanía. Imposible no ver un claro sesgo antigubernamental en el 'familiar' discurso de monseñor, sin duda el más duro representante del episcopado español.
Tiene razón el Gobierno en considerarlo así. En su intervención, Rouco usó frases en las que comparaba a las víctimas de los abortos con los ‘Santos Inocentes’ asesinados por Herodes resultan de una increíble dureza aunque nadie puede negarle al cardenal arzobispo de Madrid su derecho a expresarse con plena libertad. Lástima que contra lo que hizo el Papa Benedicto XVI, quien sin embargo también quiso unirse a la celebración madrileña en la que estuvieron ausentes algunos significativos prelados, monseñor Rouco olvidase lanzar una condena lo suficientemente enérgica contra las incalificables e indiscriminadas agresiones de Israel en el territorio de Gaza con un saldo ya superior a los 300 muertos, muchas mujeres y niños incluidos.
El papel de la iglesia misionera, de la iglesia progresista que predica la paz, consiste, entendemos, en encabezar esta protesta internacional que ha indignado al mundo entero. Es una pena que monseñor Rouco, empecinado en sus particulares combates, lo haya olvidado.